Capítulo número 30

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Serendipia.

Sí, esa es la palabra exacta para lo que pasó hace poco. Encontrar a Lucian, posiblemente a Lincer, y a mi hermano en una habitación. Los dioses me están sonriendo o simplemente se burlan de mí, cualquiera de las dos cosas me sirve para lo que voy a hacer a continuación. Me coloco de pie. Trago la mayor cantidad de saliva que puedo.

—Por favor diosesitos, que eso no salga tan mal como pienso que va a salir —murmuro entre dientes. —Doy un par de golpes al aire, me empino y dejo caer mis pies. Muevo la cabeza como si estuviera esquivando golpes para luego salir a la puerta y decir con la poca confianza que tengo—: Hola a todos los que están aquí reunidos, los he reunido en este lugar para hablar sobre la iniciativa: "Únanse a la línea de llamadas para muertos y dejen de rezarle a un ser que destruirá al universo."

Spoilers, no debí haber hecho eso.

Escucho el sonido de alguien aclarándose la garganta detrás de mí. No alcanzo a voltearme cuando ya me están elevando unos veinte centímetros del suelo, pueden ser más. Como si fuera un trapo me adentra a la habitación, que es del tamaño de donde me encontraba, donde se encuentran varias sillas vacías. Veo a Lincer con un ojo morado, ambos cerrados, y con la cabeza mirando hacia el suelo como si estuviera desmayado. Por otro lado, cruzo mirada con Lucian el cual pareciera como si le causara gracia la situación. Omito a Ángel, no quiero verlo. Además de ellos, hay otras dos mujeres con armadura dorada y un hombre tigre.

—Gran hermana, mira lo que me he encontrado en la entrada de la puerta. —Tiene una voz rasposa y grave. Empiezo a moverme de todas las formas posibles, pero no logro zafarme ni un centímetro—. Ya tenemos al alma que se había escapado junto a los gemelos Prime. No pensé que fuera tan fácil.

—Gracias Goran, de todos modos, él estaba a punto de entregarse a nosotros. —Aquel ángel dice esas palabras mientras señala una silla.

El ser llamado Goran me lleva hasta ella y me coloca con sumo cuidado en ella, temiendo que me rompa. De manera casi inmediata una de las mujeres se coloca detrás de mí, no me da tiempo de reaccionar, agarra mis manos a la fuerza y los jala hacia atrás y me coloca esposas. Arden al tacto, deben ser de esas que entre más me mueva más se aprietan. He vendido como doscientas de esas, pero nunca entendí como soltarme.

Ahora que veo bien a Goran es un ser algo raro. Nunca he visto alguno parecido, así que no tengo ni idea de que raza sea. Es un ser antropomórfico, pero en su cabeza tiene dos cuernos como si fueran de alces, o más bien ramas de árboles. Tiene una gran barba que le llega hasta la mitad de su tórax, es de color verde como las hojas de los árboles. Sus brazos están tatuados con diversas plantas que lo recorren.

—¿Tienes curiosidad sobre que soy? —Su voz es rara, es rasposa y grave como mencioné antes, pero tiene algo más... Como si fuera algo más.

—No, no me interesa que raza son todos los seres que están acá, de todos modos, tendremos el mismo final si la serpiente es liberada. Todos seremos devorados por ella. —Escupo hacia mi derecha. No me fijé que allí estaban los zapatos de Lucian. Alzo la mirada y me está mirando con algo de odio. Creo que me estará puteando por los sonidos que suenan. Que son como cuando tratas de pronunciar la "m" cuando tienes la boca cerrada.

—Allí te equivocas querido. —El ángel camina hacia donde mí y pasa su mano por mi cara—. Solo los dioses serán devorados. Nosotros ascenderemos junto a ella y habrá nuevos seres liderando al mundo. Podremos ser libres por fin.

—Sí hermano, piénsalo por un momento. —Ángel comenzó a hablar, me dio algo cuando dijo hermano—: Incluso después de la muerte estamos atados a ellos. En vida tenemos que rezarles o creer en ellos de una u otra forma, nuestros padres, amigos, conocidos, tienen un vinculo con ellos. Desde pequeños nos enseñan a adorar a alguien, darle gracias porque estamos vivos, de que respiramos, que tenemos comida en la mesa, que no estamos enfermos.

Línea de llamadas para muertos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora