04.

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Taehyung abre la puerta de su casa en cuanto escucha el timbre sonar. Ve a su novia y sonríe con felicidad. Ella no dice nada y lo primero que hace es saltar a sus brazos para besarlo con desesperación. El menor corresponde y abraza su cintura, sintiendo su estómago revolverse y un nudo sofocante en su garganta. 

Se separa y Yieun lo mira con notoria confusión. 

—¿Por qué no vemos una película? —pregunta él, con la intención de pasar tiempo con quien se supone que es su novia.

Ella asiente y ambos se acomodan en el sofá. Taehyung busca alguna película entretenida y los dos no tardan en verla. Sin embarego, Yieun deja bien en claro que tiene otras intenciones cuando posiciona su mano sobre la pierna del chico y presiona su piel. 

Y Taehyung quiere llorar cuando finalmente cede y ambos terminan en su cama bajo las sábanas, siendo íntimos y entregando sus cuerpos. Se siente sucio, siente que las cosas no funcionan con él por haber permitido que hicieran lo mismo que tanto dolor le genera. 

No es la primera vez que le pasa y, a su vez, cree que es la única razón por la que las personas llegaron a tener relaciones amorosas con él. Siempre termina entregando su cuerpo como un tonto ingenuo que no tiene ni la más mínima idea de cómo entregar su corazón. Con Yieun no es la excepción, siempre termina cayendo en el mismo círculo vicioso en el que le permite estar contra su cuerpo y luego se siente usado, como un idiota. 

Se siente roto. 

[...]

Jungkook toca el timbre y espera pacientemente a ser atendido. Hace unos minutos mensajeó a Taehyung que había olvidado su abrigo en su casa por lo que este le dijo que podría pasar a buscarlo. Y es él quien no tarda en abrir la puerta.  Lo recibe con una enorme sonrisa rectangular, que logra que el mayor sienta su rostro calentarse. 

—Jungkook, aquí está tu abrigo —dice el rubio y se lo entrega. El susodicho le dedica una leve sonrisa—¿Por qué no pasas a tomar algo? ¿Quieres un café?

—Oh —el mayor muerde su labio y vacila antes de responder, pero termina cediendo—. Claro, no tengo mucho que hacer. 

—Está mi novia, espero que no te moleste —menciona Taehyung y el contrario siente una presión en el pecho ante esas palabras. No entiende por qué, pero por alguna razón la idea no le gusta. 

Entra a la casa de su compañero y este lo dirige a la cocina, donde se encuentra la novia de este con una taza en sus manos. Pronto, el objeto cae de entre sus dedos y se estrella contra el suelo, rompiéndose en miles de pedacitos. Jungkook siente náuseas de forma inmediata y su corazón deja de latir por unos segundos. Su cuerpo se debilita y puede sentir todo volverse oscuro a su alrededor. Taehyung los mira, curioso y sin entender la situación al completo. 

—Yieun —susurra el castaño y traga saliva. No quiere saber la razón por la que su esposa, la mujer con la que lleva años de pareja, está ahí. 

—Jungkook, h-hola, umh... Escucha. 

—¿Por qué... por qué? —balbucea y Taehyung se acerca a su novia—. ¡Aléjate de ella, Taehyung! 

—Cariño, escúchame, por favor —Yieun se acerca y acaricia las mejillas del hombre con el que se casó, sus manos temblorosas—. E-escucha. 

—¿Qué esta sucediendo? —pregunta el rubio, temeroso. Jungkook cubre su rostro y rompe en llanto, decepcionado y desconsolado—. Jungkook... 

—¡¿Por qué lo hiciste, Yieun?! —llora el nombrado, con un fuerte dolor en su pecho. 

—No es lo que parece, Kookie, escúchame. Nosotros dos sólo tenemos sexo, él no significa nada para mí —ella insiste, provocando que el corazón de Taehyung también se rompa. 

—No seas así con él —Jungkook espeta, señalándola con su dedo—. Te odio. 

—Amor, no, no me odias. Estamos casados, debes entenderme. 

—¿Entender qué? Tienes un amante, eres cruel, Yieun. 

—¿¡Y qué quieres que haga?! Apenas me dejas besarte, Jungkook. Te he esperado todos estos años, he respetado que no quieras tener sexo, pero estoy cansada. Te amo mucho, pero tengo necesidades. Debes entender eso. Nadie, por más que te ame mucho, podría aguantar tanto tiempo. Soy un ser humano, no es mi culpa que tú no entiendas. 

—Lárgate, Yieun —Taehyung dice a regañadientes, abriendo la puerta—. Vete. 

Ella hace caso, sin chistar. 

Jungkook se sienta en el sofá y muerde su labio, en un inútil intento de frenar las lágrimas que caen sin cesar. Siente como absolutamente todo el esfuerzo fue en vano. Quiere esconderse bajo las sábanas de su cama y no salir nunca jamás. Fue traicionado y su corazón fue utilizado, luego roto y mutilado de la forma más dolorosa y maligna existente. No entiende como pudo haber sido tan estúpido. 

Taehyung se siente un idiota. No sólo porque la mujer con la que estaba lo usó para saciar las ganas de estar íntimamente con un hombre, sino porque sabe que no es el único cuyo corazón fue destrozado. Él es la razón por la que Jungkook llora desconsoladamente, es la razón por la que su vida se siente arruinada y es algo que nunca va a perdonarse. 

—N-no es tu culpa —solloza el castaño, mirando al chico. Palmea el espacio vacío en el sofá a su lado y Taehyung se sienta allí—. Tú no sabías esto. 

—Lo lamento muchísimo, me siento terrible. No tenía idea, lo siento. Tienes todo el derecho de enojarte conmigo —insiste el menor y toma la mano del otro.

—No estoy enojado contigo, Taehyung, a ti también te han traicionado. No eres el culpable. 

—Gracias —susurra y lo abraza. Jungkook no se queja, porque necesita sentirse cálido y, raramente, los brazos de Taehyung consiguen hacerlo sentir de tal manera. 

Y ambos se abrazan, buscando consolar al otro y consolarse a sí mismos. Buscando sanar, buscando protección y buscando poder juntar los pedazos de sus corazones partidos. Ninguno de los dos sabe qué decir o hacer, pero agradecen internamente sentirse comprendidos por alguien, pues los dos fueron víctimas de las acciones dañinas de la misma persona. 

Jungkook y Taehyung se sienten rotos, al igual que sus corazones, y es momento de que recuperen aquello que se les arrebató. 

Porque Yieun robó sus ganas de amar y jugó con ellas de manera egoísta. 

Broken.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora