''¿Te querés casar conmigo?"

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16 años



—Dale martina, no hagas esto— me decía mi madre intentando controlarse, pero podía precibir en su voz que estaba totalmente desesperada tanto por la escena que estaba montando como por la verguenza que esto le causaba.

—¡No, no me voy a mover de acá?— le grité.

Estaba abrazada a un árbol, mi papá y Exequiel habían intentado soltarme de ahí pero no lo lograron. Me aferré con mas fuerza y no me moví ni un centímetro, agarraron mis pies y tiraron de mí, pero tampoco afloje el agarre.

—¡Solo es una escuela de verano martina!— me gritó Exequiel pero no lo quise escucharlo ya que si lo hacía me pondría nerviosa y los brazos se me aflojarian.

—¡Callate, esto tu culpa!

Algunas personas se nos quedaban mirando, nos encontrabamos en la entrada de la escuela de verano para niños matemáticos en medio del bosque. Había reprobado matemáticas y si lo volvía a hacer el próximo semestre iba a volver a repetir el año, así que mi maestra hablo con mis padres y acordaron que asistiría todo mi verano acá para reforzar.

Para mis padres y la escuela fue la solución perfecta a mi falta de voluntad con los números, pero para mi significaba una tortura, podría terminar agonizando si pasaba una semana allí, estaba segura.

—¡¿Mi culpa?!, ¿qué tengo que ver yo— me preguntó Exequiel, tirando de mis pies. Lissy se había unido a ayudarlos y ahora se me hacía más difícil mantener mis brazos junto al árbol.

—¡Sos mas listo y me haces ver como una tonta!— le dije, lo decía de broma, me importaba en absoluto parecer una tonta o una chica lista, yo solo quería que me soltaran, pero Exequiel parecía pensarlo y me soltó, se fue al lado de mi madre con el rotro serio y me miró con tristeza.

Me había creído, era muy débil a la hora de detectar mentiras.

—Martu, no es tan malo como pensas, vas a hacer amigos nuevos y hasta puede que te diviertas— dijo Lissy, no era tan malo si lo ponía así, lo que sucedía era que yo no quería mas amigos, con los que tenía ya me bastaba y los números nunca iban a ser divertidos.

—¡No me voy a soltar! van a tener que amputarme los brazos si quieren que entre.

—Voy por la sierra— escuché decir a Sofia.

—¡Podes encontrar novio allá mar!— me gritó Lara, la pequeña Lara ya tenía doce años y en lo único en que pensaba era en chicos, aún así me pareció graciosa su manera de convencerme.

—¿Tienen problemas?— dijo alguien, moví la cabeza un poco y vi que era un hombre vestido de militar, era mayor y en su pecho tenía insignias y medallas, a su lado iba un chico moreno y alto, con claritos en el pelo y parecia de mi edad.

Exequiel se le quedó mirando con mala cara, como Nana cuando se acercaba Snow, el gato de Lara.

—Es mi hija que no quiere entrar— le explicó mi madre, él hombre sonrió y me dedicó una mirada rapida, me dió miedo.

—¿Reprobada?, cierto.

Mi madre asintió y el hombre miró al chico.

—Mi hijo también esta acá en contra de su vuluntad pero los chicos de hoy en día necesitan disciplina— y dicho eso le preguntó a mi madre si necesitaba ayuda para disciplinarme, ella asintió y supe lo que pasaría.

El hombre se acercó a donde mi padre y Exequiel forcejeaban, ellos me soltaron, entonces el hombre me agarró del pie y tiró de mí, ni aunque tuviera musculos habría seguido abrazada al árbol, así que cai al suelo sobre el pasto mojado y me ensucie la ropa.

Casate conmigo (Exequiel zeballos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora