"¿Bailamos?"

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No quería salir, era vergonzoso y ridículo, sin mencionar horroroso.

El vestido caía en suaves ondas blancas y terminaba con un bordado plateado con flores. Era el vestido de novia con el que toda chica soñaría, menos yo. Él solo pensar que me iba a casar en un mes más me producía náuseas, hacia que la respiración se me cortada y que todo me diera vueltas. Todavía seguía un poco enferma, estuve en cama por una enfermedad respiratoria aunque no fue nada grave. Eso solo sirvió para que el viejo Exequiel volviera.

A veces me preguntaba que pasaba por su cabeza, un día estaba bien y al otro no. No me atrevía a preguntárselo, capaz era muy obvio y yo no me daba cuenta y de ser así nunca me perdonaria el habérselo preguntado.

Di una pequeña vuelta mirando el vestido y junte valor. Tenía que salir del probador en algún momento de mi vida. Abrí un poco la puerta y las vi alli: Sabrina, que daría el veredicto final, Abi, Mel, Ana, mi mamá, Lara, Sofi y Lissy. Todas juntas llenaban el espacio dado para esperar y ver el vestido.

Salí sin mirarlas, no quería ver sus expresiones. Pero las vi de todas formas, ya que él lugar estaba rodeado de espejos.

—¡Mart, no lo puedo creer!, ¡Mírate!— mi mamá fue la primera en gritar. Se acercó a mí corriendo y antes de darme cuenta de lo que hacía, el flash de la cámara me cegó. Saco más de veinte fotos.

Sabrina camino alrededor de mi, examinando cada detalle del vestido mientras Mel me hablaba sobre las combinaciones que podrían hacer con los vestidos de damas de honor.

No quería ofenderla ni bajar su ánimo, pero estas cosas me traían sin cuidado. No importaba la tela o el diseño de su vestido, al final de cuentas me iba a casar con Exequiel.

—Este es el indicado— sentenció Sabrina, todas estuvieron de acuerdo. Pidieron mi opinión, no las contradice y les di en el gusto.

Lissy me ayudó a sacarme el vestido sin arrugarlo y las demás fueron a ver los de dama de honor mientras mi mamá pagaba.

—¿En serio te gusta el vestido Martí?, ¿O solo dijiste que si paga no probarte otro?— Lissy era muy perceptiva, reí bajo, dándole a entender que tenía razón.

Negó con la cabeza y su mirada se ensombreció un poco.

—Marti, yo te quiero tanto como a mis hijos, pero no puedo soportar ver qué vos no querés a Exe tanto como lo hace él.

Me quedé en silencio ante sus palabras, nunca antes me lo había dicho tan directamente. Siempre me decía lo mucho que me quería Exequiel y que por favor intentará dejarlo que me conquistará. Pero al parecer si paciencia, o tal vez su tolerancia habían llegado a cero.

Y la comprendía: si mi hijo estuviera enamorado de una boluda como yo, también hablaría con ella.

—Perdon Lissy.

—No pidas perdón tinker, pero si las cosas siguen así y vos crees que nunca van a cambiar va a ser mejor que pares todo esto. No creo que Exe resista otro divorcio.

Estuve a punto de llorar. Me acordé de cuándo Lissy llegó junto a Exequiel y Mica, no traían maletas ni nada. Su padre los había abandonado y Lissy se vio obligada a trabajar.

No dejaría que mi Chango reviviera eso.

—Si desde un principio nunca hubiera sentido algo por Exe, nunca hubiera dicho que si. Y acá me tenés, probandome un vestido de novia...— le respondí, eso no la hizo sonreír pero al menos dejó de mirarme como si fuera una villana.

Sus palabras me afectaron. Últimamente me confundía mucho, en especial desde el incidente con Noelia. No dejaba que Exequiel hablaba mucho con otras chicas así como él tampoco me dejaba acercarme a otros chicos.

Casate conmigo (Exequiel zeballos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora