La pelea

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Varias semanas de viaje le habían permitido conocer al resto de sus hermanos y detestar a algunos. Por ejemplo, no soportaba a los consentidos de Alto Perú ni Guatemala, ni su arrogancia ni su abnegación hacia España. En cuanto a Perú y Nueva España, su opinión acerca de ellos no había cambiado, más bien sus argumentos en contra se habían ampliado con la premisa de que actuaban como perros falderos del Imperio. Aunque tampoco ayudaba el ambiente represivo que reinaba en el barco gracias a la imponente presencia de su padre.

Aun así, el niño comúnmente conocido como Venezuela había entablado una amistad con Nueva Extremadura* a quien sentía afín en muchos aspectos. En este sentido, una tarde se encontraban los dos charlando, cuando el caribeño se paró y empezó a imitar de forma burlesca a los Virreinatos, algo que el otro incitaba gracias a las sonrisas y pequeñas risas que regalaba a las actuaciones.

-¿Qué hacéis? -El conjunto de provincias detuvo en seco la broma, luego dirigió la mirada hacia Nueva Extremadura, quien había adoptado una expresión bastante seria, la copió y se giró chocando directamente con las molestas miradas y los brazos cruzados de los objetos de mofas.

-Nada en particular -agregó con tono indiferente.

-No os hagáis el inocente, Venezuela, sabemos que os estabais burlando de nos -declaró con firmeza Perú, quien, además, acentuó su mirada intentando sin éxito quebrar el frió semblante del otro.

-Puede que lo estuviera haciendo, ¿y qué? -respondió todavía impertérrito.

-¿Y qué? -Esta vez fue Nueva España el que contestó aun más ofendido por la actitud de venezolano- ¿Quien os creéis que sois para burlaros de nos?

En el rostro del caribeño se entrecruzaron tres emociones un tanto contradictorias, el desprecio, la burla y la rabia; sus labios se entreabrieron, se cerraron en una media sonrisa a la vez que se entrecerraron sus ojos, agudizando su brillo-. Soy un conjunto de provincias conocidas popularmente como Venezuela, su alteza. -Mientras hablaba avanzaba, para sorpresa de los mayores, hacia ellos realizando gestos entre amenazadores y de guasa-. Escuchad bien porque solo os lo voy a repetir una vez: yo puedo encontrarme bajo vuestros dominios, pero quien me lleva es Española y en la práctica yo funciono a mi aire. Además, yo no soy un bebe como Filipinas para que me tratéis como os dé la gana, tengo una edad parecida a la de vos y voy a decir lo que me parezca.

-Os estáis adentrando en un terreno peligroso -siseó visiblemente enojado.

Perú que en ese momento observaba la discusión con creciente preocupación, giró su rostro hacia Nueva Extremadura y le comunicó lo que pensaba claramente: Venezuela resultaba una mala influencia para él y, por ende, debía dejar de frecuentarlo.

El taciturno chico, a su vez, atajó con un argumento parecido al que su compañero había utilizado anteriormente: él no era fácilmente manipulable y si lo suficientemente grande para decidir con quién se juntaba.

-¿Vais a llamar a padre para que os defienda? -El caribeño escondió su rostro entre sus brazos ridículamente para acentuar el carácter satírico de la frase-. Se me olvidaba que no os atrevéis hacer nada sin su consentimiento, niño de papá.

Ninguno de los dos supo exactamente quién empujó a quien, quién golpeó a quien, empero, poco importaba ya cuando los dos se hallaban en el suelo en plena pelea. Perú y Nueva Extremadura intentaban separarlos, otros apostaban la tarea escolar por quién ganaba y había quien contemplaba el espectáculo con morbo.

De repente, y lentamente, una larga sombra arropó a los niños, los cuales comprobaron con temor a quien pertenecía. En ese momento todo grito se extinguió, toda algarabía, toda acción para detenerlos. Los únicos que permanecían ausentes al ambiente eran los implicados, hasta que alguien los levantó por encima de su altura y los hizo chocar sus cabezas y se encaminó a su despacho seguido de Perú y Nueva Extremadura.

Después de una larga deliberación de argumentos y reflexión, el español buscó directamente a Venezuela en el camarote que compartía con otras colonias, ahora casi vacío, y lo condujo a las celdas, no sin esfuerzo y escuchando las quejas del niño, abrió una de ellas, lo empujó dentro y cerró presto.

-¡Seguro que Nueva España no recibirá este trato! -vociferó pegando su cuerpo de los barrotes y mirando a su padre directamente a los ojos.

-Podéis estar seguro de que no -respondió acercándose él también al rostro del niño-. Porque él es un hijo diligente y con buena conducta, no como vos que ni los golpes dulcifican vuestro carácter. Por cierto, mañana no recibiréis el desayuno. A ver si así hacéis más caso. -Y sin dar más explicaciones, desanduvo su camino y cerró la puerta, dejando que los berrinches infantiles no trascendieran esa habitación**.

La colonia siguió vociferando por un rato más antes de que sus fuerzas lo abandonarán y el llanto oprimió su garganta-España- sollozó, ahora de rodillas y con las manos aún en los barrotes-. Algún día haré algo que os dejará con la boca abierta. Ya lo veréis ¡Lo juro por Dios! -dijo entre dientes y con la mirada furibunda.

...

-Nueva España mucho me habéis decepcionado. Vos que sois ejemplo de templanza y diligencia para vuestros hermanos, os dejasteis llevar por unas palabras vanas. Debéis pensar más en vuestro lugar en el mundo antes de actuar.

-Si padre, os juro que no volverá a ocurrir. Aceptaré cualquier castigo que me impongáis.

-No temáis, no será complicado. Mañana os quedaréis cuando las clases terminen y escribiréis 200 veces «No me dejaré llevar por ofensas vanas, ni insolentes actitudes de los demás». Podéis retiraros.

Al salir de la habitación el niño, España suspiró con ganas y se llevó las manos a la cara cansado. Demasiados niños y adultos en un espacio tan estrecho durante tanto tiempo ya estaba dando sus frutos: peleas y remordimientos « Y vamos por la mitad del viaje» pensó, antes de soltar un gemido de exasperación.

La paciencia no era virtud que poseía.

Austria sí.

Como le hacía falta ahora.

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*Nueva Extremadura o Chile también era un colonia normalmente olvidada y muy pobre como Venezuela. Además al igual que el territorio caribeño fue difícil de conquistar.

**Durante la historia colonial fuimos, los venezolanos, un poco los enfants terribles del Imperio, ya que a pesar de que fuimos una de las primeras colonias (Cumaná fue la primera ciudad fundada en tierra firme del continente americano, en 1515) los españoles no lograron dominar todo el territorio hasta el XVIII. En 1600 solo tenían asegurada la costa. Además que cada tanto había revueltas y aparte que nos dejaron tener periódicos en 1808 (bastante más tarde que la media que se sitúa en 1600) y en 1810 declaramos la independencia.

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