Por segunda vez miró al piso y pateó la piedra imaginaria que tenía ante sus pies antes de dirigir sus ojos a la puerta. Seguramente todos pensarían que él no tenía miedo de hablar con padre.
Mas sí lo tenía.
Perú lo sabía muy bien.
De hecho, lo que le iban a comentar era una idea que habían desarrollado gracias a su interés en común en la cocina. Sabían que esta sería su única oportunidad de experimentar con este alimento, por ello habían convenido que hablarían con su padre para que los dejara explorar los bosques.
Y sin embargo, de alguna manera el que iba a tomar todos los riesgos era él, Nueva España. ¿Cómo habían arribado a este momento? La colonia más rica del reino suspiró: ya daba igual, estaba enfrente de la puerta que daba al despacho de su padre. Deshizo el agarré que mantenía en su espalda y toco la puerta con sus nudillos.
—¿Quién?
—Soy yo padre, Nueva...
—Nueva España pasa. —El nombrado tomó el pomo, lo giró, empujó la puerta y la cerró tras de sí antes de observar al joven que se encontraba detrás de su escritorio: con la luz del mediodía, su progenitor se veía aún más imponente de lo normal y si a eso se le sumaba la mirada orgullosa y satisfecha que le dirigía nueva España sentía que sus piernas se iban a derretir— ¿A qué viene esa cara larga, hijo? —Y levantando la mano lo invitó a hablar.
El niño inspiró y se irguió—. Padre nos queríamos proponeros...
—¿Quién es «nos» Nueva España?
—Perú y un servidor.
—¿Y dónde está vuestro hermano?
—Honestamente no lo sé, mas no es impedimento para lo que os queremos proponer. Padre queremos ir al bosque a buscar hongos.
La verde mirada de Antonio se acentuó. El español se echó para atrás en la silla a la vez que cruzaba los brazos— ¿Os referís al mismo bosque por el que se perdieron Salvador y Honduras?
—Sí padre.
—¿Os habéis olvidado del calvario que pasamos? —dijo elevando ligeramente una ceja y el tono de voz.
—Claro que no. Mas no conocíamos otro. Si usted conoce de algún otro con gusto acataremos el cambio.
España ponderó por unos momentos la sugerencia: el siguiente bosque más cercano ya estaba a más de 4 horas de caballo, si es que querían conseguir hongos. Además, el bosque era muy grande, podrían evitar la zonas de osos si iban con un experto— ¿Porque queréis buscar setas?
—Somos amantes de la gastronomía y desde que se nos comunicó este viaje hemos soñado con experimentar con ellos en la cocina. Sabemos que en la Península son muy utilizados durante el otoño, mientras que en nuestras casas escasean. Esta es nuestra única oportunidad ¡Por favor, padre!
—La verdad es que tengo que pensarlo un poco. No dudo que vosotros obedeciereis mis ordenes pero dado lo acontecido...
—¡Padre! ¡Por favor, dejadme ir también! —La puerta se abrió con tal violencia que Fernández pensó que un toro la había atravesado y del susto se cayó de la silla.
—¡Dios Bendito! ¡Cuba! ¡¿Cuántas veces os he dicho que midáis vuestra fuerza?! ¡Que ya no sois un niño y que tenéis que tocar la puerta antes de entrar! ¡Mirad lo que le habéis hacho a vuestro hermano! ¿Estáis bien, Nueva España? —El padre se acuclilló para meterse debajo del escritorio donde había acabado el niño.
—Me duele un poco este punto de la cabeza.
—Creo que os saldrá chichón pero nada más —dijo revisando a su hijo más pequeño para luego fulminar al adolescente.
ESTÁS LEYENDO
El viaje
FanfictionAmbientado en 1601-1602. Cuando Austria y España hurdieron el desesperado plan de presentar al rey Felipe III las colonias del reino para que asumiera sus responsabilidades como monarca, jamás imaginaron lo qué sería vivir con 20 niños y adolescente...