Perdón

18 2 0
                                    

¡Hola! Y ¡Por fin! He tardado muuuucho en traer este capítulo, pero valió la pena. Aviso: es bastante largo ( y probablemente uno de los favoritos), pero creo que también es rápido por la cantidad de diálogos y párrafos cortos que hay. Además, sienta las bases para todo lo que vendrá después.

Creo que será de los pocos también donde todos los personajes tienen al menos una línea de dialogo.

Los cuando los personajes están charlando en cursiva significa que no están hablando en español.

Por otro lado, las italias aquí tienen alrededor de 12-13 años Les diré porqué: Italia empieza a independizarse en 1848. Y se convierte en territorio austriaco en 1804. No pudo haber pasado de ser un niño a un adolescente en unas pocas décadas como nación, teniendo en cuenta que muchos de los reinos italianos tiene hasta 1000 años de existencia. Algunos acumularon una cuotas de poder gigantescas, sobre todo antes del descubrimiento de América.

También, si ven un cambio de actitud en Veneciano tiene su porque: entre los italianos se estila el estereotipo que los italianos del norte son fríos, rígidos mientras que los del sur son relajados y abiertos. Hay una película que lo retrata muy bien que es "Bienvenidos al sur". Obviamente no iba a hacer un cambio tan radical pero sí tenía que mostrar como "debía ser Veneciano". Si de verdad quieren saber cómo se ven los italianos a sí mismos en clave de humor, vean esa película. Es un poco vieja pero muy recomendable para pasar un rato riendose.

Además, fueron los italianos del norte los que iniciaron y mantuvieron la independencia italiana. Así que ojito con Feliciano.

Antes que todos los reinos italianos se unieran en un solo país (y aun en la actualidad) muchas veces se peleaban entre ellos e incluso estaban en bandos contrarios en guerras europeas. Todo un caso estos hermanos.

Y me paro aquí porque podría seguir hablando de ellos por horas.

¡Disfruten!

........

Unas cobijas fueron eficientemente estiradas con manotazos rabiosos. Su faz estaba pintada con la misma expresión—¡¿Por qué tengo que hacer esto?! ¡Soy una respetable República! ¡Comercio con todo el mundo y acá estoy haciéndole la cama a unos mocosos que ni saben dónde esta Florencia!

Era*.

Veneciano levantó la cara confundido, en sus sonoras quejas había olvidado la presencia de su hermano, quien lo miraba irritado—¿Disculpa?

Os habéis equivocado de tiempo verbal, «era» es el correcto o, ¿habéis olvidado los territorios que perdisteis en la Batalla de Lepanto? —contestó Romano provocándolo.

Al menos yo soy libre, no como otros. —sonrió de forma burlesca mientras ponía sus brazos en jarra.

Mucha libertad, mas os veo vestido de sirviente. —dijo ácido.

Veneciano abrió los ojos para inmediatamente entrecerrarlos cada vez más enojado y dando unos pocos pasos en dirección a Romano—. Pero si es el Virreinato de Nápoles quien me habla. Disculpad mi atrevimiento, oh, gran señor. Decidme: ¿cuántas vías nuevas se han construido en vuestras tierras en los últimos diez años? ¿Cómo va la criminalidad? ¿Ha bajado?**

Romano dejó el resto de las sabanas en la cama más cercana y caminó con paso firme hasta quedar a unos pocos centímetros de Veneciano. Con los puños cerrados y las respiraciones alteradas, los hermanos observaron al ser que tenían enfrente esperando la subida de un brazo, el levantar de un pie, el movimiento de una ceja para lanzarse encima y comenzar la pelea como tantas veces lo habían hecho antes.

El viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora