Descubrimiento

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La Española: Rep. Dominicana (en esta época incluye Haití)

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—Sé puede saber que os pasa —susurró Cuba al arribar al lado de La Española, quien paseaba con una expresión de amargura en su cara.

—¿De verdad os lo preguntáis? —Por el celeste de sus pupilas centelló una luz de rabia y ahogó un grito al percatarse de la confusión de su hermano— ¿Cómo lo podéis soportar? Me refiero a compartir espacio con ellos —Gruñó volviéndose a los virreinatos, las colonias más ricas del imperio y, específicamente, a Panamá*.

—¿Qué sucede? —preguntó Puerto Rico curiosa por la conversación y la actitud tan reservada que las otras islas mantenían.

—Española está celosa de nuestros hermanos —explicó fastidiado.

—¿No sentís vergüenza de estar celosa de unos niños?

—¡No estoy celosa! Más bien, gracias a ellos descubrí que padre ha cambiado de prioridades—agregó con una mueca agria y poniendo las manos en las caderas con enfurecida sensualidad.

Cuba rodó los ojos.

—¡No estoy celosa! Padre me tiene abandonada. Bua, bua —La otra chica imitó la voz de su hermana ante la mirada atónita de esta—. Estáis con ese discurso desde antes de subirnos al galeón.

—¡Mas es verdad! —bramó sintiéndose insegura por el giro de los acontecimientos.

—Que nos está visitando menos eso os lo concedo. Mas conocéis su ambición y su carácter. No comprendo por qué os afecta tanto. La única preocupación de nuestro padre es aumentar el reino y para ello debe construir distintas ciudades a las que arribar a descansar. Y tiene dedicarles tiempo —explicó segura mientras el cubano asentía silenciosamente.

—¿Y eso justifica que sus ropajes y sus moradas sean mejores que las nuestras? —murmuró grave señalando con una cabezada a los niños.

Tanto Puerto Rico como Cuba perdieron el aliento por un momento: la revelación cegó sus cerebros, no obstante, ellos decidieron ignorar el dolor con la esperanza.

—Solo es momentáneo, es obvio que necesita dejarlas bien establecidas para el futuro. Por eso les dedica tanto tiempo y recursos. Sus hijos representan su poder, por ello las nuevas colonias deben ataviarse correctamente, sino las otras potencias pensarían que resulta empresa fácil atacarnos —dijo el muchacho con rapidez para no perder la convicción.

—¿Entonces, por qué no dedicó tantos recursos a Nueva Extremadura? O mejor, ¿a Venezuela, si es la entrada al continente?

—Infantes que tienen y mantienen un comportamiento errático no deben ser agasajados de tal manera. Solamente alimentaras su beligerancia.

—Por supuesto ¿Y nos qué? —escupió con una sonrisa victoriosa al percatarse de que sus hermanos trastabillaban buscando las palabras.

—Ya se nos ha dado muchos ropajes en el pasado. Movernos es una empresa cara y no alcanza para todos. Estoy seguro que para el crudo invierno padre tiene preparado unas telas exquisitas para todos —respondió con aire triunfante.

La puertorriqueña sonrío y agradeció subconscientemente a su hermano por darle una razón para sentir alivio.

Española suspiró y les dirigió una mirada inescrutable: Cuba siempre había sido el tipo de persona que necesitaba que alguien le ordenara la vida. No importaba cuánto sufriera, el miedo a pensar por sí mismo lograba subyugarlo hasta en las situaciones más simples.

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