Dejo que las aguas turbulentas de un río sin nombre me lleguen al cuello e incluso cuando mis pulmones piden aire los dejo gritar imaginariamente.
Permito que la corriente me arrastre, que me sumerja, que me escupa. Y sobrevivo. Siempre sobrevivo.
Porque carezco de resiliencia, pero me excedo en negación.
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La casa encierra ecos
Short StoryEl encierro que trajo el 2020 fue la oportunidad perfecta para escuchar mejor a las historias que, tales como el eco, rebotaban en las paredes de mi casa, escapándose de mi mente. Historias que ahora están reunidas en este ¿libro? No son todas, clar...