◇El libro de leyendas - La gran guerra ancestral◇

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En tiempos muy remotos, borrados hace mucho de las memorias de la historia, se cuenta que el mundo era un lugar completamente distinto. Aquella fue una Era sumida constantemente en la oscuridad de las guerras interminables, y plagada de seres hambrientos de poder que solo buscaban el dominio, fue conocida como la época de las tragedias, un escenario completamente distinto a lo que es ahora.

En los cielos, cuando tormentas tapaban el sol; se elevaron majestuosos los ángeles, entidades de alas blancas y de un poder inmenso. Ellos regían con una fuerza devastadora oculta tras sus frágiles apariencias, irradiando su luminosidad como los santos que pretendían ser, empeñados solamente en librar una batalla por la victoria del bien en el que fervientemente solían creer.

Sobre la tierra hecha destrozos, caminaron alguna vez los gigantes; seres colosales de aspecto humano pero de estatura trascendental, guerreros de una ferocidad sin igual y sabiduría innata. Fieros, letales, leales... fueron ellos quienes forjaron las armas utilizadas por los seres celestiales y otorgaron a los campeones las bendiciones para la victoria.

En lo profundo de los bosques, en las altas montañas, bajo las tierras más fértiles y en el fondo de los lagos de aguas más cristalinas; en los lugares más mágicos y hermosos de la antigüedad de este mundo, hubieron emergido alguna vez, las hadas. Criaturas diminutas, pero dotadas de un asombroso poder sobre la naturaleza, conocidas por desencadenar la furia de los mares de arboles en sus enfrentamientos. Se convirtieron en los aliados más confiables en aquella lucha épica.

Pero en contra de estas nobles entidades se alzaron los asesinos natos, los más antiguos , los seres imbuidos de una fuerza mucho más allá de cualquier ser vivo ordinario, "los nacidos para matar", los llamaron. Podían surcar los cielos con la misma facilidad con la que atravesaban desiertos a pie o recorrían los mares nadando. No necesitaban armas, carecían de conocimiento, pero sus cuerpos, resistentes como montañas, eran inmunes a las heridas y se regeneraban, y sus grandes garras y colmillos, tan mortales como las armas más letales, les permitían sembrar el terror.

Aquellas criaturas de codicia insaciable y con el orgullo de nunca conocer la derrota, eran los dragones. Aullaban al cielo fuego mientras arrasaban todo a su paso.

La guerra entre estas grandiosas entidades se prolongaría durante milenios, épocas tras épocas, sumiendo al mundo en el caos y tiñéndolo de sangre de todas las razas. De la sangre derramada de los ángeles y de los gigantes surgirían los demonios, seres llenos de odio y rencor, devoradores de miedo, que buscarían la destrucción. Formarían su propio bando y se levantarían en contra de cualquier vida, sembrando la más cruel desesperación.

Ángeles, hadas y gigantes, dragones y demonios.

Enfrascados en una lucha que parecía nunca tener fin.

Historias de un mundo fantástico por: Elievet Diamond.
- página 3

—¿Y quiénes ganaron...? —preguntó la pequeña, apenas en un susurro. Los ojos de Amali brillaron con anticipación, algo de angustia y un poco de miedo, pero también de esperanza, había quedado tan sumergida en el relato de su padre que quería a toda costa saber el desenlace de esta historia.

—Oh... —Rui sonrió ligeramente al verla. Si la pequeña rubia se hubiera fijado lo suficiente habría notado aquel sentimiento parpadeante en los ojos del de pelo blanco, uno que daba indicios de... nostalgia mientras él parecía, rememorar.

—Bueno, esa será la parte que te contaré manaña. Ya duérmete, enana. —Rui le acarició el cabello a su pequeña hija. Ella quiso protestar, pero el bostezo que salió de su boca fue en su contra.

—Sí, papi... —Y ella se acomodó en contra de su almohada, imaginando mientras cierra sus ojos el como tal vez los tipos buenos ganaron en aquel cuento y como todo terminó en un final feliz. Cómo cualquier otro cuento de hadas.

—Buenas noches... —Ella cayó dormida solo segundos luego de decir eso.

—Descansa, Amali. Buenas noches. —Terminó por decir Rui, mientras cerraba el libro de lomo azul y se levantaba. Dejó la recopilación de cuentos en la mesita de noche y le echó una última mirada, pensativo.

—Ni siquiera sé porque leo esto si ya sé cómo fue. —Suspiró, seguidamente soltó una pequeña risa, "bueno, supongo que tengo que mantener las apariencias", se dijo a sí mismo en sus pensamientos.

Resplandor: la historia de una niña celestial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora