Capítulo 26

593 41 25
                                    

Eva

Mis días en la mansión iban pasando con rapidez, hoy Noah tenía que salir de viaje, y regresaría en ocho días. Yo iba por fin para mi apartamento y a arreglar cosas que tenía pendiente en la central.

Cerré la maleta de Noah y la dejé en el suelo, él salió del armario arreglando las mangas de su traje y dándome una sonrisa. Él no era feo, la mujer que estuviera con él tendría mucha suerte.

—Terminé tu maleta—Sonreí—. Espero tengas un buen viaje.

Se acercó hacia mí y posó un beso en mi mejilla.

Noah era un hombre decente que siempre se preocupaba porque estuviera cómoda cuando me daba algún beso.

—Estoy bien, no voy a romperme.

—Lo sé, pero me gusta tratarte como lo que eres, una reina.

Reí y me dí la vuelta tomando la maleta pequeña que tenía dólares dentro, se la pasé y él la tomó sin rechistar. Tenía que cerrar un trato millonario y los dólares los había puesto allí días antes de viajar, yo sabía porque él me había dicho dónde estaba la caja fuerte por si necesitaba algo, aunque, era evidencia para el ejército.

Tomó la maleta de viaje y bajamos las escaleras llegando hasta la puerta principal donde el chófer ya estaba esperando por él.

—Nos vemos pronto, trataré de estar aquí antes de lo prometido—Me dió un abrazo y salió de la casa.

Se metió en el auto dándome una última sonrisa, hasta que desapareció por completo. Cerré la puerta principal y me dirigí al comedor para poder tomar algo de desayuno.

—Hice huevos revueltos, jugo de naranja y algo de fruta.

La nana de Noah se acercaba con la bandeja mientras yo tomaba asiento.

—¿Puedes por favor traer más fruta? —Pedí con la vista fija en mi plato.

—Pero es la cantidad que siempre comes—Dijo frunciendo el ceño.

—Lo sé, pero las fresas se ven muy jugosas y quiero más.

—Traeré más.

Se fue para la cocina y yo comencé a comer mientras revisaba la tablet que tenía cerca, la nana trajo otro tazón de frutas, pero esta vez tenían más fresas.

—Muchas gracias—Sonreí—, Noah tiene mucha suerte al tenerte.

—De nada. Siempre me ha encantado cocinar y cuidar a Noah y Kent, aunque el segundo siempre esté alegando con la vida.

—Sin ofender, pero Kent no es santo de mi devoción y nunca me va a caer bien.

Ella se sentó en silencio y me observó fijamente.

—Desde que los padres de ellos fallecieron, Kent se desordenó por completo, empezó a ser grosero, consumió drogas y comenzaron también los problemas con el alcohol. Mi niño cuando llegó a la adolescencia no lo conocía por todo lo que estaba empezando a hacer con su vida.

—¿Y siguió igual?

—No, Noah tuvo que ponerle un alto a todo, y desde ahí comenzó su cambio.

—¿Él ha demostrado comportamientos agresivos o machistas alguna vez? —Pregunté llevando un pedazo de fresa a mi boca.

—Nunca. Kent desde que se fue para Alemania llegó demasiado cambiado, se dedicaba a pasar tiempo conmigo, con su hermano y su novia de aquel entonces.

¿Kent con novia?

—¿Y por qué terminó con la novia que tenía?

—Ella lo engañó con su jefe de aquel entonces.

Tentaciones ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora