Eva
Pánico no era la palabra para este momento, tenía miedo, terror, ganas de vomitar, correr y golpearme contra el suelo hasta abrir un hoyo en el suelo y desaparecerme en silencio.
Apreté con fuerza los puños dejando mis ojos fijos en la pelirroja que estaba entrando al baño, Brandon se había escondido en el último cubículo sin hacer ningún ruido, pero el terror aún me tenía en sus garras.
—¿Estás bien? —Preguntó Artemisa observándome con el ceño fruncido.
Las palabras no querían salir de mi boca, pero hice todo lo posible por contestarle.
—Si, ¿Por que no lo estaría?
—No lo sé, parece que acabas de ver un fantasma y estás un poco despeinada.
Pasé mis manos temblorosas por mi cabello mientras me observaba en el reflejo del espejo.
—Solo ha sido un día difícil.
—Para todos es un día difícil cuando se trata del enmascarado.
—Si—Concluí.
Artemisa lavó y secó sus manos con una toallita de papel, se dió la vuelta observando los cubículos, pero no entró a ninguno.
Gracias señor.
—Nos vemos.
—Adiós—Me despedí con una sonrisa.
La puerta del baño sonó unos segundos después, y todo el aire que tenía conteniendo por fin fue expulsado por completo. El último cubículo se abrió y Brandon salió con una sonrisa en el rostro.
—¿Por que te ríes? ¿No te das cuenta que casi nos atrapan juntos?
Crucé mis brazos con enojo, pero él me atrajo a su pecho haciéndome mimos.
—Te ves hermosa cuando te enfadas, o bueno, dices que te enfadas.
—No estoy enfadada, solo que tengo algo de miedo por si nos atrapan juntos, sabes que no se puede tener una relación con nadie del trabajo, y menos contigo. Cuando entré aquí Sylvia fue muy clara conmigo.
—Pero yo soy el que da las órdenes aquí, y si quiero cambiar el jodido reglamento solo para que te quedes conmigo y pueda follarte en mi escritorio lo haré—Dijo con sus ojos fijos en los míos.
Mis piernas temblaron durante unos segundos después de su confesión, y sonreí, debería sentirme asqueada el que dijera eso, pero mi yo interno decía que estaba bien y que quería más.
Todos tenemos una yo interna con vibras de puta.
—¿Solo quieres follarme en el escritorio?
—Tengo más lugares, pero esos después los conocerás—Dijo besando mi nariz.
—Quiero saber al menos cuales son.
—¿No los quieres conocer?
—Si, pero quiero saber.
—Eres curiosa.
—Lo sé—Sonreí—. Ahora dime.
—La iglesia, es uno.
—¿Le vamos a faltar el respeto a la casa del señor?—Pregunté sorprendida
—No somos religiosos, pero sería excitante verte dar brinquitos de conejo encima de mí en el altar del padre.
—Estás enfermo.
—Pero te agrada la idea.
Me quedé en silencio, y respondí con un asentimiento.
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Tentaciones ✔️
Romansa[Segundo libro de la Trilogía Caos] Eva Smirnova lo ha tenido todo en su corta vida; un padre amoroso, una madre ejemplar y todo el dinero que cualquier persona desearía. Pero no siempre se puede tener todo lo que se desea. Ella ha vivido enamorada...