Capítulo 6

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Brandon

Las gotas de agua caían por todo mi cuerpo mientras mi hermana y Eva nadaban en la piscina, ambas estaban con bikinis demasiado ajustados y cabellos un poco alborotados.

—¿Cuanto tiempo te queda aquí, Brandon? —Preguntó Eva viniendo hacia mí.

—Mañana tengo que regresar a trabajar, al parecer las cosas no están bien.

Mi hermana frunció el ceño gruñendo por lo bajo, no compartíamos mucho tiempo y por eso estaba triste, pero esto era parte de mi trabajo desde el día que decidí volverme militar.

—Oh, lamento que no hayas podido disfrutar de tus vacaciones, pero cuando el deber llama no se puede hacer nada.

—Tal vez este año pasemos navidad en Gardenia—Exclamó Alessa jugando con los mechones de su cabello.

—Eso lo hablé con papá y dijo que sí, este año estaremos en Gardenia para navidad y año nuevo.

Nos quedamos unos segundos más hablando sobre cómo era el ejército hasta que mi hermana salió del agua sentándose en la orilla de la piscina.

—No quiero nadar más—Dijo tomando su toalla mientras la enrrollaba por su cuerpo—Nos vemos más tarde—Le guiñó el ojo a Eva mientras se alejaba de ambos.

Una persona con dos dedos de frente pensaría que mi hermana me quiere juntar con Eva a la fuerza, pero no creo que llegue hasta esos alcances.

Simplemente, no lo creo.

—¿Y tienes pareja en Gardenia? —Susurró Eva quedando con su espalda recostada en la pared de la piscina.

—No, no tengo pareja desde hace algunos años. ¿Y tú tienes pareja? —Devolví la pregunta acercándome a ella lentamente.

Negó lentamente dándome una sonrisa pequeña, a medida que me fuí acercando a ella hasta el punto de acorralarla sentí su cuerpo temblar, y no por el agua. Su respiración estaba  agitada, pero sus ojos siempre estuvieron conectando con los míos.

—¿Estás nerviosa? —Inquirí posando mi mano en su cadera.

Sus ojos se abrieron descuidadamente y observo mi toque desde el agua.

—¿Por qué lo estaría? —Rió claramente nerviosa—No es la primera vez que un hombre delicioso me toca.

—¿Soy delicioso para ti? —Sonreí con la vista fija en sus gruesos labios rosados.

—Eres un hombre fuerte, grande, musculoso...entre otras cosas.

Mi otra mano tomó con más fuerza sus pequeñas caderas y las acerqué hacia mi para sentir todo su esbelto cuerpo. El hacer ejercicio le daba un toque de firmeza en su cuerpo y eso me volvía realmente loco.

—¿Que pasaría si te beso justo en este momento? —Pregunté relamiendo mis labios.

—Nada, no pasaría nada.

—¿Quieres que te bese?

Repetí lo mismo que le dije hace cinco años.

Tragó grueso y asintió ajustando sus piernas a mis caderas, ambos nos acercamos como imanes y Eva tomó el control posando sus labios sobre los míos, sus manos estaban en la parte de atrás de mi nuca y sus piernas se apretaron a mi alrededor como si su vida dependiera de ello. La besé con fuerza descargando todo lo que tenía encima y olvidé por completo de lo que nos rodeaba, me centré solo en ella.

Dejé sus labios y besé su cuello respirando su aroma, sus gemidos en mi oído comenzaron a volverme loco y en cuestión de segundos mi polla había cobrado vida frotándose en su coño cubierto por la tela del bikini.

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