Capítulo 2

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Brandon

El avión había dado un aterrizaje perfecto y ahora me encontraba camino a casa de mis padres. Rusia tenía un clima frío perfecto para mi, me gustaba el frío y Gardenia era mi lugar favorito por eso.

Me quité los lentes de sol cuando el auto se estacionó frente a la gran mansión y abrí la puerta bajandome del coche, metí mi celular en mi bolsillo delantero y el trabajador de papá llevó mis cosas adentro mientras yo me encargaba de una maleta. Entré al lujoso sitio y el rostro de mi padre apareció en primera fila seguido del de mamá.

—Hijo, que bueno tenerte en casa—Habló conteniendo la emoción.

—Mi niño grande—Susurró mamá tirándose a mis brazos.

Atrapé su delgado cuerpo entre mis fuertes brazos y besé su mejilla dejándola en el suelo otra vez.

—Dios, eres realmente grande y fuerte. ¿Que comes en el ejército? —Preguntó mi madre tomando asiento en el sofá.

Papá la siguió y los tres nos sentamos unos minutos para poder hablar.

—La comida de ejército es buena, pero no tanto como la tuya—Respondí.

—Nadie cocina como tú madre—Alagó papá a su esposa.

—Realmente es verdad, extraño algunas de tus comidas.

—Ahora podrás tenerlas siempre—Exclamó con dulzura.

Alina no era mi madre biológica, pero aún así tenía un cariño especial por ella. La consideraba mi madre porque me había criado todos estos años.

—Solo dos semanas tengo para poder pasar un buen tiempo en familia—Argumenté.

—Haremos que esas dos semanas sean buenas, podemos ir a casa de Andrey y también pasar tiempo de calidad—Sonrió mi padre tomando la mano de mamá.

Andrey, desde hace mucho tiempo no lo veía. Y tampoco estaba segura de cómo era su vida en este momento.

—A partir de mañana comienza el plan divertirnos en familia sin interrupciones—Remarcó mamá mirando a papá y a mí—Los quiero lejos del trabajo y de todo, Alessa y yo merecemos tiempo de calidad.

—Lo haré, mamá. A partir de mañana nada de celulares en la mesa o en las reuniones familiares lo tengo claro.

Me dió un sonrisa cariñosa y apretó el brazo de papá para saber si él también haría lo mismo, respondió con un asentamiento de cabeza y soltó el teléfono en la mesa de centro.

—Bien. Puedes descansar, hijo. Tu habitación está lista—Habló mi padre levantándose del sofá.

—Lo haré después de saludar a Alessa, ¿Donde esta?

Me puse de pie observando la cada rincón de la casa.

—Afuera en el jardín bañando al perro de Eva, creo que todavía están las dos ahí—Respondió mi padre.

—Puedes ir a verlas, nos ocuparemos de algunas cosas—Sonrió mi madre saliendo por la puerta junto a mi padre.

Caminé directo hacia el jardín y escuché una risa que era familiar «Eva». Abrí las puertas de cristal y el pequeño cuerpo de una chica apareció en mi campo de visión. Me fuí acercando poco a poco y noté como el vestido mojado se ceñia a su cuerpo y como también estaba transparente por el agua, mi vista bajó hacia su trasero que estaba adornado por una tanga negra de encaje y mi polla se apretó imaginando varias cosas.

—Quédate quieto, Tom—Gruñó la chica tratando de bañar a un lobo siberiano que de hecho estaba rebelde.

El perro salió a corre cuando Eva le echó agua y ella corrió detrás de él aún sin notar que yo estaba aquí. Corrió gritándole al animal hasta que sus piernas fallaron y se enredaron con la manguera del agua cayendo boca abajo tendida a mis pies.

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