Buenos días, Sra. Gump. Tome asiento, por favor.
- Gracias, Dra. Medina, - dijo Norma, sentándose. - Y también gracias por recibirnos en tan poco tiempo. Estoy segura de que es una doctora muy ocupada, así que debe haber sido difícil darnos un entreturno.
- No hay problema, Sra. Gump. No podía negar una petición de un amigo tan querido y, en cualquier caso, estaba deseando conocerlas a las dos. Supongo que esta preciosa señorita es su hijastra. Ludmila, ¿verdad?
- Eso es correcto. Bueno, ese no es su nombre legal todavía, pero esperamos tener este asunto resuelto antes de que termine el dia de hoy.
- Naturalmente, Sra. Gump. Ahora, ¿por qué no me cuentas un poco sobre ti, Ludmila? Puedes ser completamente honesta conmigo, querida. Recuerda que estoy aquí para ayudarte.
Luciano miró nerviosamente a la mujer sonriente frente a él, sin saber qué hacer. Fue a la doctora el día después de haber ido a la escuela vestido de niña por primera vez, y una vez más, se iba a perder las primeras clases de la mañana, esta vez debido a la cita con la doctora, una cita que casi siempre había intentado evitar...
Todo había comenzado la tarde anterior. Luciano caminaba hacia la siguiente clase cuando lo detuvieron. Era la Sra. Grant, la enfermera de la escuela.
- ¡Oh, Cielos!, Gritó la mujer, aplaudiendo, ¿De verdad eres tú, cariño? ¡Lo sabía! Sabía todo el tiempo que deseabas ser una mujer.
- ¡Por favor, hable en voz baja, Sra. Grant!, - le suplicó Luciano, alarmado, - ¡Todos nos están mirando!
- Oh, supongo que tienes razón, - respondió la mujer, no luciendo tan preocupada por el hecho. - Disculpa cariño. ¡no puedo controlar mi emoción al ver tu nueva tú! Escuché que ahora quieres que te llamen Ludmila, ¿no es así? Oh, esto es maravilloso. Ven conmigo, cariño. Luego empujó a Luciano a su oficina, cerrando la puerta detrás de ella. - Ahora déjame mirarte de nuevo. Oh Cielos, hiciste una transformación fantástica... Dime cómo sucedió, cariño. ¡Quiero saberlo todo!
Luciano luego relató brevemente su experiencia en el centro comercial el sábado, mientras que la enfermera parecía cada vez más feliz con lo que estaba escuchando.
- Estaba segura de que iba a suceder desde el día que llegaste aquí. con las uñas de los pies pintadas de rosa. Simplemente no sabía que empezarías a vivir a tiempo completo como una chica tan rápido. Pero, ¿por qué perder el tiempo, ¿verdad? - La mujer se rió tontamente. - Sólo puedo imaginar cuánto sufriste al tener que fingir ser un chico.
- Yo... no creo que haya entendido completamente mi situación, señora. Quiero decir...
- No necesito más explicaciones, cariño. Creeme, lo entendí perfectamente bien. ¿No es maravilloso que tengas una madrastra tan solidaria? Sin mencionar a tu padre... Escuché que vino contigo a la escuela esta mañana para explicarle al director de la escuela lo que está pasando. Pocos padres harían algo así. Sí, creo que vas a ser tan feliz ahora, cariño... Y puedes contar conmigo para lo que necesites, ¿de acuerdo? Ahora levanta tu bonita falda y agáchate. ¿Qué piensas? Es hora de su inyección de vitaminas dijo la Sra. Grant, y Luciano hizo a regañadientes lo que le había pedido, cerrando los ojos y esperando el inevitable pellizco en su trasero. ¡Ooh la la, eso es un bonito par de bragas!, - exclamó la mujer., y Luciano se mortificó. No podía creer que la enfermera de la escuela estuviera viendo ropa interior femenina. ¿Cómo podría esa situación ser más embarazosa?
- Listo, cariño, - dijo la enfermera después de la inyección, desechando la jeringa. - Ahora... bueno... yo creo que es hora de que sea completamente abierta cotigo, lo que te estuve dando no son exactamente vitaminas.
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Tira y afloja
AléatoireTimothy comienza una nueva batalla contra las normas militares de su padre