Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.
Les gustó en FB la idea de éste fic, así que ¡SORPRESA!
Gracias a mis seguidores. Os dedico esto.
Espero que os guste.
A leer.
Capítulo 1:
El pequeño Edward me mira desde su cuna, plácido e ignorante de la miserable sensación de vida de su madre.
Me recargo con los codos sobre el barandal, ladeo la cabeza y con una sonrisa triste acaricio la mejilla, sonrosada como una manzana, de mi pequeño bebé.
-Vamos cariño, cierra los ojos -suplico con voz suave.
Edward Jr. me hace un puchero y mis ojos se abren de terror.
«¡No, no! ¡No llores!» me apresuro a tomarlo entre mis brazos y a juntarlo a mi pecho «¿Quieres que mami te cante?»
Él se calma un poco y se queda callado de nuevo cuando comienzo a tararear una canción.
Suena un portazo en la entrada, que hace a Edward Jr. sobresaltarse de entre mis brazos. Trago saliva con el nerviosismo a flor de piel e intento concentrarme en la tarea de dormir a mi bebé.
-¿Isabella? -su voz fuerte y penetrante se cuela en las estructuras de las paredes, la sostiene un momento para sí, y luego la libera en el eco.
-Vamos Eddy, duérmete ya.
Pero él intuye que su padre ha llegado y ahora está más despierto que nunca y girando los ojos hacia la puerta para poder verle en el momento que entre.
-¿Isabella? -la voz cada vez más cerca.
Resoplo- Por aquí.
Aparece de inmediato frente a nosotros. A penas puedo ver su rostro, pues la habitación está a oscuras totalmente. La luz del pasillo ilumina la mitad de su cuerpo, y no puedo evitar pensar en El Fantásma de la Ópera.
-Hola -digo débilmente.
Edward viene a mi encuentro y me da un beso en la coronilla- Hola -murmura contra mi pelo y luego baja la cabeza- Hola campeón -se separa y extiende los brazos- Ven con papá.
Edward Jr. sonríe, mostrando sus pequeños, y aún nacientes, dientes. Se alborota y suelta un gritito de emoción. Con el mayor cuidado, se lo entrego.
-Pa-pá -musita mi bebé, y aquello ocasiona que a Edward se le infle el pecho de algún tipo de orgullo y le dé un montón de besos en el rostro.
Dejo caer mis brazos a los lados y suspiro antes de decir:
-Con permiso.
-¿A dónde vas?
-A... calentarte la cena.
-Bien.
Cuando estoy en el pasillo siento el alivio inmediato. Me tortura sobremanera ver a mi hijo y a Edward juntos, pues aunque ame como a nada a mi bebé, la escena siempre me recuerda mi mayor error.
En la cocina meto al horno los canelones y recargo la cadera en la encimera, con una copa de vino blanco en mano, mientras aguardo a que la comida se caliente.
Por unos cuantos minutos, escucho las risas de mi hijo y de Edward al jugar al caballo o a las cosquillas.
Estoy en mi tercera copa mientras pongo la mesa y por primera vez me percato de que Edward ha dejado el celular sobre ésta. El aparato suena con una llamada.
ESTÁS LEYENDO
Fireside
Fiksi PenggemarLo peor que pudo hacer Bella Swan, ex estudiante de economía, fue haberse metido con Edward Cullen, el gerente de recursos financieros de Seattle quien está dispuesto a todo por llegar al poder político. Salir embarazada no estaba en los planes, y m...