Capítulo 13

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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia es mía.

Nunca había escrito tres capítulos seguidos. Ni yo me la creo.

Gracias por estar aquí.

A leer.

Capítulo 13:

No puedo explicarlo, pero quiero tratar.

Está esta imagen de nosotros,

Y da vueltas en mi cabeza día y noche.

Narrator's POV.

No puedo mentir, decir que no espero que lo entiendas, porque lo hago. Espero que comprendas, en los pocos minutos que duras leyendo esto, lo que nunca comprendiste durante el largo tiempo en el que nos hemos conocido. Sabes mis razones, sabes por qué me voy.

Es hora de que dejemos de ser egoístas y pensar solamente en la pasión innegable que hay entre tú y yo, porque nunca hemos sido solo tú y yo. Al principio, estuvo Tanya; luego llegó Tony, lo único puro e inocente que resultó de todo esto. Y porque lo necesito, lo diré una vez más; ni tu esposa ni nuestro hijo se merecen lo que estamos haciendo.

Tú y yo no estamos destinados a estar juntos, nunca seremos lo mejor que nos pudo haber pasado, y estoy segura que ni siquiera seremos un buen recuerdo para el otro. Sin embargo, no te pido nada; no pido misericordia ni empatía, pero recuerda que soy la madre de tu hijo, tu hijo quien siempre sabrá quién es su padre, nunca voy a mentirle al respecto, puedes estar seguro de eso. Anthony sabrá que Edward Cullen lo quiere con el alma y le dio todo y más mientras pudo. Él sabrá que fuiste el mejor padre del universo, que siempre fuiste un caballero con su madre y que nunca negaste tus responsabilidades.

Si es que sirve de algo, te pido una disculpa por mentir. Te dije que me había cansado de huir, que me quedaría aquí y esperaría a por tu regreso. Agradezco que me hayas creído no obstante todas las veces que he tratado de irme lejos. Pero no me arrepiento de lo que hago, y espero que en un futuro tú puedas ver que esto es el acto más bueno que he hecho en toda mi vida. Que ESTO es lo mejor para todos.

Isabella.

Edward ha memorizado la carta, y la recita en su mente una y otra vez, tratando que capturar la esencia de ella entre las líneas y las letras. Sabe que en esa carta está el corazón y el alma de Isabella; frío y pasional, egoísta y empático; fuego y hielo.

Decir que su sangre hierve sería subestimar las cosas. Es como si lava, magma proveniente de las entrañas de la Tierra, le recorriera las venas y fuera destruyendo poco a poco todos sus órganos. Irónicamente, nunca se ha sentido más vacío y helado.

Revisa el apartamento con ojo clínico; algo que le de alguna pista del lugar al que ella pudo haber ido. Es así como él descubre que Isabella Swan nunca vivió aquí verdaderamente. Ella estaba aquí en cuerpo, pero toda su esencia, su personalidad... Ella había conseguido llevarse todo sin llevarse nada. Qué jodidamente confuso se le antoja el amor ahora que lo ha descubierto.

La ropa colgada en las perchas, los juguetes en las repisas; las joyas en el tocador y la comida a punto de caducar en el frigorífico. Qué terrible y solitario es este pent-house ahora.

Edward interroga al portero, lo amenaza para que le muestre los videos de las cámaras de seguridad, luego lo soborna con doscientos dólares. Larry le muestra las grabaciones y entonces ahí esta ella, saliendo por el estacionamiento con una pequeña maleta al hombro y el niño en brazos.

¿A dónde mierda has ido? Piensa una y otra vez mientras repite la cinta hasta que, al igual que la carta, queda marcada a fuego en su memoria.

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