Aris
— Sabes, existen las almohadas y cojines, hasta podrías lanzarme algo no sé... ¿menos letal?— Le sugerí a Alistair.
— ¿Porque te encanta quitarle lo divertido a todo?— dijo Alistair jugando con un cuchillo entré sus dedos— Vamos, será divertido.
— ¿Divertido para ti o para mí?— Pregunté tratando de acomodarme en la incómoda silla que habían traído a la sala de entrenamiento.
—Eso no es lo importante ahora— se encogió de hombros con una emocionada media sonrisa— Lo importa ahora es practicar...
Tragué saliva y dirigí mi mirada a Alexia. Estaba a un lado de Alistair, luciendo nerviosa, no le había parecido totalmente grandiosa la idea de lanzarme cosas filosas, claro, como a mí, pero ellos decían que en medio del peligro, los genuinos podíamos manejar nuestro don mucho mejor y que el don en el cual debíamos trabajar primero era la telekinesis, controlar el tiempo, sería mucho más complejo de manipular, además de que no tenía idea de cómo activarlo. La idea fue de Colín y Alistair y por alguna razón muy obvia creía que ellos deseaban que esos cuchillos adornaran magistralmente mi anatomía.
Y ahora, estábamos aquí, los tres, levantados antes de que el sol diera los buenos días.
Respiré hondo y enfoqué mi mirada en los chicos.
—Ahí va uno, su majestad— Los ojos de Alistair destellaron y lanzó el cuchillo como una bala. Apreté mis dientes e inmediatamente me lancé al suelo por simple reflejo. Lo único que escuche al caer fue el tremendo choque de la hoja del arma blanca contra la madera de la silla.
Alcé la mirada y vislumbré el rostro decepcionado de Alistair.
— ¿En serio?— Encrespó en voz alta— Se supone que lo detuvieras, no que sacaras tu flaco culo de la silla.
—Estas comenzando muy fuerte— intervino Alexia.
— ¿Muy fuerte?— El rizado resopló y dejó salir una risa amarga—Fuerte van a hacer los malditos zetas cuando nos vengan a asesinar.
Desde que habían descubierto que tenía más de un don, todo alrededor se tensó. No sé si se sentía intimidados, amenazados o lo menos probable, interesados y expectantes por mis recientes poderes.
Alistair pasó una mano por sus rizos, con evidente frustración y con la otra tomó con agilidad otro cuchillo.
—Concéntrate, soldadito — musitó y con el mismo destello de sus ojos lanzó como un proyectil el arma blanca.
Centré mi mirada en la hoja, podía verla acercarse pero no podía detenerla...se acercaba tan rápido que...
Un líquido caliente resbaló por mi mejilla, abrí los ojos de golpe al ver como un hilo de sangre caía en mi pantalón y automáticamente lleve mi mano a mi herida—¡Mierda!— Exprimí cuando empecé a sentir el intenso ardor de mi mejilla.
—Solo es una cortada— dijo Alistair restándole importancia—. Te han pasado cosas peores. Yo te hecho cosas peores...
—Me pasaran cosas peores, si llegas atinarle a mi ojo— repliqué sintiendo como sanaba lentamente mi lesión. Ahora el anillo era mucho más rápido en ello, o yo estaba aprendiendo a controlar mi proceso de curación.
—No tientes a la suerte—dijo guiñándome un ojo. Sostuvo entré sus manos, otro dos cuchillos y los movió entré sus dedos con una ligereza envidiable. Parecía, que aparte de asumir las capacidades de los animales, Alistair tenía más habilidades.
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Oziria y Los anillos del zodiaco
FantasyOziria se ha vuelto un país de ensueño, fantástico y magistral. Que debe su orden y paz a la Organización Zeta, una de las empresas más importantes e influyentes del país. Aris, Ray y Sarah han sido amigos desde la infancia y los tres comparten una...