Aris
— ¡Con más fuerza, Colín! —Le animó Alistair.
Colín vestía un mono de ejercicio gris y una camiseta blanca que se apretaba entré sus grandes músculos. Una capa de sudor cubría la frente del rubio. Desde aquí podía ver como una vena de rabia palpitaba en su cuello. La razón: No había podido tocarme ni una sola vez.
Su rostro estaba rojo y una mueca enojada se encorvaba en sus finos labios. Todo eso me indicaba que Alistair le había contado lo sucedido aquella mañana con Alexia.
Aun así, no me arrepentía de aquello. Ni había podido sacarlo de mi mente, todavía podía sentir como sus suaves labios tocaban los míos, la sensación en mi estómago estaba grabada como un tatuaje y estaba ansioso por volver a besarla.
La luz de la luna atravesaba los grandes ventanales de la sala de entrenamiento, dándole al lugar un lúgubre ambiente. Un mono azul oscuro holgado, una camiseta sin mangas negra, y una zapatillas deportivas era lo que consistía mi traje de entrenamiento. No sabía porque había aceptado entrenar con los dos, tal vez porque estaba sedado de felicidad por aquel beso y Alistair dijo que era necesario para practicar el combate cercano y pulir mis reflejos o internamente quería probarles a esos idiotas que ya no les tenía miedo. Sus métodos no sonaban para nada encantadores, pero nunca rechazaba un entrenamiento y no iba a empezar ahora, incluso si mis dos "compañeros" desearan meter mi cabeza en un palo.
Colín, presionó su pie izquierdo en el suelo y podía jurar que vi una grieta abrirse.
Mantuve mi postura de combate. Mi brazo izquierdo adelanté del derecho, apretando mi abdomen, mi pie derecho firme en frente y el izquierdo vacilante atrás, equilibrándome.
Estábamos a dos metros de distancia y Colín se apresuró a dar de nuevo el primer golpe. Me incline hacia atrás, evitándolo. El segundo golpe no se hizo esperar, esta vez, ataco con más velocidad. Usando mi antebrazo logre pararlo, empujándome hacia atrás, dejando en mi piel como recordatorio un gran moretón. Una mueca de satisfacción creció en el rostro del rubio.
— ¡No es divertido si nada cruje!— Repuso Alistair con una sonrisa burlona, recostado de un pilar.
>>Especialmente si mi anatomía es la que cruje<< Agregué mentalmente, sacudiendo mi brazo para alejar el dolor.
Colín intentó estrellar su puño en mi rostro y lo desvié con el dorso de mi mano, atacó por la derecha y con rapidez me incliné hacia abajo. Alzó su rodilla y la detuve con las dos manos. Todo eso en dos segundos.
El rubio, frunció el ceño frustrado y se adelantó nuevamente, componiendo una sucesión de ataque y defensa de mi parte. Mi contextura era mucho más delgada, lo que me permitía moverme más rápido para evitar sus peligrosos golpes.
Hubo un momento en el cual mis ojos se nublaron y un leve mareo creció en mi cabeza, cuando mi vista volvió a la normalidad, sentí el pie de Colín chocar contra mi pecho y como de pronto era disparado fuertemente hacia atrás. Mi espalda compactó contra un pilar dejándome sin aire unos minutos. Un ruidoso quejido escapó de mis labios para el placer de Colín y Alistair.
Tome un respiro en el suelo, mientras escuchaba la carcajada de Alistair resonar en mis oídos.
— ¡Eso que si ha sido divertido!
Sentí el conocido cosquilleo concentrado en mis costillas, indicándome que mi cuerpo se estaba curando y que me había rotó algunos huesos laterales. Al alzar la cabeza noté a cuantos metros me había enviado Colín con una sola patada. Aproximadamente a veinte metros, hubiera seguido si el duro pilar no me detenía. No sabía si había tenido suerte de chocar con eso o no.
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Oziria y Los anillos del zodiaco
FantasyOziria se ha vuelto un país de ensueño, fantástico y magistral. Que debe su orden y paz a la Organización Zeta, una de las empresas más importantes e influyentes del país. Aris, Ray y Sarah han sido amigos desde la infancia y los tres comparten una...