Capítulo 2: "Rojo Sangre"

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La noche se mantenía helada, el aire gélido se desplazaba a su libre albedrío por la ciudad y los campos.
Las personas caminaban por las calles enfundadas en voluminosas prendas de invierno y cada ves que soltaban palabra alguna quedaba un rastro blanco en el aire.
Andoria aborrecía la ciudad, detestaba lo ruidoso de los vehículos de transporte y la glamorosa población que habitaba en ella.
Sin embargo habíase visto obligada a vivir ahí por razones con suficiente argumento como para negarse.
Le parecía que los árboles y las flores que crecían alrededor de su antiguo hogar tenían un aroma muy relajante... Que era capaz de tranquilizarla aun si se encontraba demasiado triste o iracunda. Casi siempre era la segunda.
La vista que tenía ahora era bella sin duda, era reconfortante tener después de tanto tiempo un panorama tan natural.
La mansión no había cambiado casi en nada, hace 12 años que no la remodelan-pensó.
Luego lanzó un suspiro triste y recordó que tal vez ellos ya no tendrían sentido del color y la belleza después de su partida.
La rama de árbol donde se encontraba sentada, se veía débil y daba la impresión de que se quebraría en cualquier momento, recordó haber trepado en ese mismo árbol hace años, cuando aun no le brotaban sus pequeños y filudos colmillos.
Intentó permanecer un tiempo más admirando tal vista, pero ya era de noche y la espera era cruel.
Esperar daba, en muchos casos, lugar a arrepentimientos; Andoria saltó.
Saltó de la rama con mucha convicción y aterrizó con delicadeza sobre el escaso y decolorado césped.
Caminó con cuidado por el sendero que conducía a la puerta. Este era largo y los rosales muertos que adornaban ambas orillas daban la impresión de que en algún tiempo caminar por aquel sendero habría sido placentero para cualquier visitante o para los mismos recidentes. Las rosas habían perdido color y vida, Andoria las observó con tristeza y obligó a su mano derecha a acariciar con sus delicadas palmas los cadáveres de las que antes habían sido preciosas flores color sangre.
Los rosales comenzaron a cobrar color y aroma, los tallos que aun mantenían sus filudas espinas, rasgaron la piel de la masoquista muchacha, y se enderezaron luego, muy soberbios.
Reiji mantenía la mirada fija en la luna, odiaba su presencia y su distante brillo...
Pero algo aun mas brillante llamó su atención, eran los rosales rojos y llenos de vida los que hicieron que ensanchara la mirada. La muchacha se encontraba caminando con parsimonia por el reluciente sendero, que ahora resplandecía a su alrededor.
Se escuchó el sonar de la puerta.
Con tres toques demasiado delicados, que expresaban timidez.
Tock... Tock... Tock...
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ESPERO LES HAYA GUSTADO EL NUEVO CAPÍTULO...
DIGANME QUE LES PARECIÓ...
DENLE CLICK A LA LINDA EATRELLITA!
ONEGAII...
°Sele-chan°

Drink from me -SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora