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Valeria:

Labios expertos, atrevidos y una lengua muy hábil como el labia sucia que maneja.

Nikolay Sazonova me deja demostrado algo que no me quedaba duda y es que sabe como tomar a una mujer a la hora de reclamar un beso fogoso y posesivo, un beso que es capaz de hacer temblar las piernas de una mujer en sus brazos y que seguramente quedara grabado en la mente de ella por siempre.

Y muy para mi gusto esa mujer que lo comprueba soy yo, soy prueba de ello y me odio por perderme en su jugosa boca.

Intento tomar aire con la excusa de alejarme, pero su mano dura se congela en mi cara y me aprisiona contra su boca.

No puedo escapar, no tengo ni oportunidad cuando este hijo de puta se ha salido con la suya y al final mi resistencia no dura nada ahora que yo también estoy devorando su boca en un beso que provoca pulsaciones en todo mi organismo, la sangre sube a mi cabeza y siento la necesidad de mas cercanía

De mas unión...

Puedo imaginar mi sexo goteando.

—Abogada... tiene una boca deliciosa. —Su nariz rosa la mía alagándome.

—Hijo de pu...—Jadeo y vuelve a un tercer beso.

No soy capaz de analizar mi situación, no pienso en lo que pasara después, solo me veo guiada por todo el deseo que el diablo me provoca, obligándome a pisar el infierno, infierno al que me guía su boca.

Pronto su tacto abandona mi cara y baja por mi cuello, me aprieta los senos frotándose contra mi.

—Oh.. Di—Gimo.

—Diablo. —Me interrumpe. —Espero que de tu boca salga Diablo no otra mierda.

Nuestras miradas se encuentran.

—Te ves tan jugosa que no se por donde empezar a saborearte. —Murmura visualizándome. —Tal vez deba empezar por mi lugar favorito.

La respuesta llega en el segundo en que mete la mano bajo mi falda, me estremezco con el primer toque, toda la palma me cubre por encima de las bragas apretando las ligas de la tela contra mi sexo, su dedo se hunde junto a la tela húmeda y me sonríe.

—Tal y como esperaba, abogada. Ni siquiera debo lubricarla con mi saliva.

—Maldito degenerado.

—Eso soy. —Empieza a sobar, robándome gemidos. —Cuando tengo a la mujer que deseo frente a mi.

Me sujeto de sus hombros anchos y en lugar de apartarlo, solo me sostengo, mis piernas se muestran débiles mientras las caricias contra mi canal mojado terminan por lastimar mis bragas haciéndolas fáciles de romper.

Tira de ellas abriéndolas en dos y las deja caer contra el suelo, ahora si tiene acceso directo contra mi sexo y lo miro agitada, mi cuerpo suelta un espasmo al retirar sus dedos y vuelvo a mojarme al ver como lleva mi esencia a sus labios.

—Eres una delicia, aunque prefiero probar directamente.

—No estoy aquí para esto, diablo.

—Pero si acabaste aquí para yo hacerte esto. —Su mirada amenazante me congela los huesos.

El diablo se pone en posición y me coge de la cintura mientras mi espalda se sujeta de la pared, y mi pierna la eleva hasta colocarla en su hombro, se inclina llegando sus labios hacia mis muslos y le sujeto el cabello reaccionando.

Podría apartarlo, luchar en vano, pero cuando el cálido aliento toca mi interior, se que no puedo negarme a la exquisitez de que un hombre como el me folle con su boca.

Abogada del Diablo (#9 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora