27

5K 455 35
                                    

Valeria:

La sobrecarga de rabia que siente el diablo me lo hace saber cuando me infringe al arrastrarme del brazo hacia la camioneta negra con lunas del mismo color, no me lleva en su coche como antes y cuando la puerta se abre, mayor es mi sorpresa al encontrar al hombre atado.

—Dimitri...

—Dimitri Romanov. —Repite el diablo. —Ya tendremos tiempo de charlas.

Me entrega a sus hombres y ellos me arrojan dentro de la camioneta, no pierdo los ojos del diablo ni un segundo hasta que se cierran las puertas del vehículo.

Me quedo en la oscuridad junto a Dimitri y solo las líneas de luz que ingresan dentro son las que me iluminan por momentos, mi mirada baja a mi brazo, donde la piel se ha oscurecido por las huellas que me dejaron sus dedos al sujetarme, no hago presión para evitar el dolor y recordó la mirada del diablo antes de que la camioneta se cerrara.

Me vuelvo hacia Dimitri. —¿Cómo...?

—Te hice caso, eso paso.

Parpadeo confusa.—¿No fuiste a...—Hago una pausa. —¿Confiaste en mí?

—Sí y ahora me arrepiento. —Me interrumpe. —¿Kira esta...

No me atrevo a asegurar nada y el maldice, elige callar porque seguramente terminaremos peor y lo sabe, optamos por guardar silencio y luego de un traslado largo, llegamos no se a dónde.

Las puertas se abren y Dimitri se lanza hacia uno dándole un golpe directo en el rostro, me percato que estamos en una estación de aviones o algo que se parezca, solo hay una avioneta privada.

Observo las sogas desatadas a mi lado y antes de reaccionar, controlan a Dimitri, inyectándole algo en el cuerpo hasta que pierde el conocimiento.

Se vuelven hacia mí con la jeringa y veo la espalda del diablo, el hombre sube las escaleras que lo llevan a la avioneta y le grito.

—¡Diablo!

Sube los últimos escalones y no voltea ni una sola vez.

—¡No, suéltenme! ¡Suelte...

Lucho, pataleo, araño y grito, pero la jeringa atraviesa mi piel y mis ojos se vuelven cada vez más cansados.



(***)




—Al fin despiertas. —Oigo a Dimitri decir.

—¿Cómo...?

—A estas horas el altercado por la fiesta de beneficencia debe ser noticia mundial. —Suelta una risa corta y frustrada. —Nikolay Sazonova pensó en todo.

Me siento, aun con mareos tras despertar.

—¿Nos trasladó mientras estábamos inconscientes? —Me arrastro por la furgoneta, intentando ver por los huecos de luz del exterior.

—No le convienen que hagamos ruido, funciono.

—Estamos...

La furgoneta se detiene, los hombres bajan del vehículo y nos abren las puertas, me encuentro otra vez con la mansión del diablo.

Me ponen adelante y a Dimitri detrás, llevándonos en fila hasta los interiores, cruzamos la puerta principal y miro los alrededores.

Hola otra vez, "Casa"

Abogada del Diablo (#9 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora