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Valeria:

La mañana que otra vez vería cara a cara a Nikolay Sazonova, mi cabeza se sentía un revoltijo de emociones después de aquella noche donde tuve a Viktor entre misa sabanas, me mentalice que fue la debilidad del momento lo que me hizo imaginar al diablo y no pensar en el hombre que me follaba.

Es una estupidez sentirme así por alguien tan enfermo como el y es algo que no se repetirá.

Arreglo blusa mientras espero la llegada del diablo, no se que me sucede, a pesar de mis pensamientos intento verme presentable frente a ese hombre e incluso estuve mas tiempo bajo la regadera, esperando que no quedara ni una marca visible de lo que viví con Viktor anoche.

Las puertas fuera de la sale de interrogatorio suenan avisándome que ya llego, me siento derecha y enseguida oigo a un oficial ordenando que abran la puerta.

Las cadenas vuelven a sonar y las fuertes pisadas se unen a ellos, el diablo hace acto de presencia con la mirada sobre mi desde que cruza el arco de la habitación de interrogatorio, el guardia lo acompaña hasta la silla que nos separa ordenándole que tome asiento, acata cada mandado sin perderme de vista y luego el hombre se retira abandonando la habitación.

—Espero que en esta ocasión si colabore, Sr. Sazonova

—¿Alguna razón por la que pasamos a formalidades, abogada?

Me hace una señal al porro que se encuentra sobre el cenicero junto al encendedor.

Se lo doy y lo coloca en su boca acercándose a mi, sin mostrar nerviosísimo acerco el encendedor a sus labios y la sensación de la poderosa mirada me acalambra, Nikolay separa los labios y el olor de tabaco llega a mi nariz.

Ya estuvo fumando y vuelve a hacerlo, en prisiones como estas es difícil conseguir cigarrillos, pero eso no es un impedimento para hombres de su calaña.

Nikolay le da la primera calada cuando este se enciende y retrocedo, sin embargo todo sucede en cuestión de segundos.

Las cadenas rodean mi cuello en un movimiento y me hace ponerme de pie, estrangulándome, apenas y reacción, escucho el alboroto afuera de la sala y el me obliga a girarme pegándome contra su torso, mi mirada esta en la puerta y tengo al diablo de Rusia detrás de mi mientras busca asesinarme contra las mismas cadenas que lo mantienen cautivo.

—Has permitido que una basura te toque en mi ausencia.

—N-.—En un esfuerzo inútil llevo las manos a las cadenas. —N- puedo..

—Nadie toca lo que es del diablo. —Me hace saber. —Y tu eres mía desde que cruzaste esa puerta, abogada. ¿No he sido bastante claro al decir que te condenaste a mi?

Me retuerzo intentando soltarme y ajusta más fuerte, los ojos se me cierran, creo que voy a desmayarme.

—Estas manos podrían acabar contigo en segundos por tu traición, podría mostrarte el infierno si ajusto más y hacerte vivir en carne propia lo que sienten mis enemigos antes de callar para siempre...

Perderé la conciencia si..

Afloja las cadenas y suelto una respiración agitada, sin embargo no me deja ir.

—Pero no lo hare, aun no he probado este jugoso manjar...—Lleva la mano a mi muslo y mis propias piernas se abren para el.

Estas mal de la cabeza, Valeria.

—Y lo hare, juro que serás mía, Valeria.

La mano se adentra llegando a mi sexo y tan rápido como entra, sale, los hombres uniformados ingresan a la sala y no necesita la orden para soltarme.

Abogada del Diablo (#9 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora