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*Dimitri en multimedia*

Valeria:

—¿Dimitri? —Alcanzo a preguntar confusa.

Calla por unos segundos.

—Si. —Responde . —Gregori es mi hermano gemelo y está muerto, pero ya lo sabes si pronunciaste su nombre.

Trago duro, vuelvo a sentir temor.

—No sé que... no puedo pen...—Tartamudeo.

Me mira con esos ojos oscuros y retrocede, mientras trato de asimilar que está ocurriendo.

¿Un gemelo?

La información no dice...

Mis preguntas quedan en el aire, porque un fuerte golpe me hace perder el conocimiento.



(***)



Mi cabeza da vuelta cuando mis ojos vuelven a abrirse y siento ardor en las extremidades, ardor que veo de donde viene cuando soy consciente de estar atada a una silla, con las manos hacia atrás.

Hay música a todo volumen y el dolor en mi cabeza se extiende, escucho un arma recargarse y es difícil olvidarla cuando he tenido al diablo cerca realizando el mismo ejercicio.

—Ya despertaste.

Hay una silla delante de mí y la cual ocupa el individuo que me secuestro luego de bajarle el volumen a la música.

—¿Qu-e ¿Dónde me encuentro?

Le quita el seguro al arma y sin apuntar, me observa desde su lugar.

—Las preguntas las hago yo, Valeria.

Abro mucho los ojos.

—Acabo de revisar tu bolso, espero no te incomode.

—¿Dónde estamos?

Guarda silencio por un momento.

—Eso no importa, lo que importa es que responderás todas mis dudas, empezando porque te citaste con Kira.

—No puedo... no puedo decir nada.

—¿No puedes, no quieres? No hay diferencia para mí, solo sé que no deseas darme la información que amablemente te estoy pidiendo. —El niega. —No querrás que sea a la fuerza.

—¿Amable? ¿Después de acorralarme, atacarme así y secuestrarme?

No responde.

—¿Por qué confiaría? En lo que a mi concierne estoy viendo un hombre muerte frente a mí y que dice llamarse Dimitri en lugar de Gregori.

—Gregori no existe.

—No, eres su hermano ¿Cierto? —Suelto con sarcasmo.

—Así que Kira no ha dicho nada, claro.

—¿Decir qué? —Interrogo. —¿Qu- qué eres de ella?

—Nada, pero ella es todo para mí.

El responde sin duda.

—No sé qué es lo que deseas de mí, pero no estoy aquí para hacerle daño a Kira. —Aclaro. —Busco información que ella iba a brindarme o eso creí.

Se levanta y camina hacia mí, mi voz se torna temblorosa, sigo hablando y lo veo sacar una navaja.

—¡Maldición, soy abogada! —Grito y las ataduras que me sujetaban se sueltan, alzo ambas manos viendo que me soltó.

Abogada del Diablo (#9 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora