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Valeria:

—Quiero ver a mi familia.

Una sonrisa se desliza en los labios del diablo, se levanta de la cama mientras me deja desnuda sobre esta e intento no observar el trasero junto a los músculos que tienen en el lugar correcto.

Me ha traído a su habitación después de la reunión a la que fui obligada a asistir y se ha saciado conmigo todo lo que ha podido, mientras yo he caído otra vez sucumbiendo en su poder.

—En la posición que te encuentras pedirme algo así, abogada, es absurdo.

Trago saliva sentándome sobre la cama. —Necesito que mi familia sepa que estoy bien, al menos saber...—Hago una pausa y continuo. —Ella no dejara de buscarme.

—¿Quién dijo que estas bien?

"A ver si duras más que la otra"

Las palabras de esa mujer regresan a mi cabeza.

—Si aún respiras es porque yo lo he decidido.

El silencio rodea la habitación mientras observo como termina de vestirse.

—Es naturaleza de los humanos buscar a sus seres queridos, pero todo tiene un punto de quiebre. —Me dice seguro y se acomoda el cuello de la camisa.

Aprieto los puños sobre las sabanas.

—Y cuantos menos los veas más fácil será para ti olvidarlos como para ellos dejar de buscarte.

El arma que recarga y me muestra a propósito, sobresalta mi cuerpo.

—Estas bajo mi poder ahora, yo decido que hacer contigo, abogada. —Le gusta recordármelo siempre. —Yo decido si sigues respirando para cuando termine la noche o si lo acabo ahora mismo.

Trato de no mostrar mi enojo hacia él.

—¿Entendido?

Mantengo mis labios sellados.

—No me hagas repetirlo.

—Entendido, diablo.



(***)



Me siento a desayunar sola y a los minutos un periódico cae sobre la misma mesa al lado de mi plato.

—¡Mierda!

Levanto la mirada y mis ojos se encuentran con Michael, quien no agrega ni una sola palabra y me da la espalda dejándome con el periódico.

—Buenos días. —Menciono cuando el maleducado sale de la habitación.

Meto otro pedazo del desayuno a mi boca y observo de reojo el periódico.

Tal vez...

Dejo el plato colocándolo más lejos y abro el periódico, voy hasta el final sabiendo lo que deseo encontrar.

Justo en el espacio de personas desaparecidas.

Y sí.

Estoy en ella, junto a otros rostros y hay unas líneas de mi tía dirigidos hacia mi

Trago duro aguantándome las lágrimas.

Volveré a casa, lo prometo.



(***)



Estoy metida en la habitación cuando el diablo regresa, el periódico se mantiene a mi lado y todo el enojo en mi crece, lo cojo y me dirijo a su oficina, que es de donde vienen las voces.

Sus dos hombres están con él y camino delante de ellos, arrojando el periódico sobre su mesa de escritorio.

La reacción del diablo es calmada y se vuelve hacia sus hombres. —Largo de aquí.

Ambos se retiran y me miran antes de salir, la puerta se cierra detrás mío.

—¿Buscabas burlarte de mi dolor? Eres un hijo de puta.

—Querías saber sobre tu familia.

—Quería verla, no que me dieras esto con la intención...

—¿De qué te rindas? Si. No te iras de mi lado, abogada.

La amenaza está ahí y mi pecho se agita con lo convencido que se oyen sus palabras.

No, no será así.

El diablo coge el periódico y lo abre, pasa las paginas hasta llegar a mi foto.

—Si vas a matarme hazlo ahora...

—Ya lo dije, abogada. Eso no lo vas a decidir tu...

—¿Por qué no lo haces? —Suelto. —¿Solo porque te encaprichaste con mi coño?

Una sonrisa curva sus labios.

—Así es...—Se levanta y camina hacia mi mientras yo retrocedo cuidando mis pasos.

La mirada del diablo baja a mis piernas.

—Estoy obsesionado con romperlo cada día.

Sus palabras en lugar de causarme repulsión agitan mi respiración, ya que mis únicos pensamientos son que, a pesar de ser un bastardo, el maldito te coge bien

—Eres toda una fantasía, abogada. Mi fantasía.

Las palabras me resultan tan confusas y extrañas viniendo de un hombre como el, me cuesta creer que pueda decir estas cosas que uno se lo dice a su pareja en un relación normal.

No tenemos una relación.

—Sin embargo, como dije... tengo más intereses contigo.

—¿Y seguirás manteniéndome en la ignorancia? —Le suelto. —¿Voy a tener que seguir adivinando, Nikolay?

Sus labios se curvan más hacia arriba.

—Trabaja conmigo.

Abro mucho los ojos.

—¿Qu-

—Digamos que necesito tus habilidades de abogada, Valeria...—Continua. —Para limpiar algunas cosas.

Arqueo una ceja.

—Se más específico.

—¿Limpiar mi nombre no lo es?

Trato de entender, pero el...

—¿Por qué al diablo le interesaría limpiar su reputación?

—Porque, aunque no le creas tengo una que mantener. —Me responde. —No ante tu absurda ley por supuesto... así que ¿Quieres ser útil al trabajar conmigo o ser la niña patética que me arroja el periódico a la cara sin agradecer el favor que le hice?

Me olvido de pelear con él.

—¿Qué dices abogada? —Alza las cejas mientras sonríe. —¿Harás un equipo con el diablo de Rusia?

El podrá ser un asesino.

Pero yo soy el deseo de ese asesino y ahora ese mismo asesino me desea trabajando con él, a su lado.

Y soy consciente que no podre ganar una batalla física contra el para huir.

Pero lo que experimentan nuestros cuerpos juntos... y esta propuesta...

Me necesita...

Y así como él dice tener poder de decidir si sigo respirando o no, yo también lo tengo en mi poder y esa es mi mejor arma.

—Lo hare.

—Excelente respuesta, abogada.



Nos leemos.

>>Yiemir

Abogada del Diablo (#9 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora