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Valeria:

Mis pies frenan en la puerta de la habitación, el diablo se encuentra dentro de esta, limpiando las armas y recargando las nuevas, lo que me dice que ira de casería una vez más, pienso que el mismo puede mandar a sus hombres hacer su trabajo, pero disfruta rebanar y lanzar el gatillo, de eso no me queda duda y de cuanto ama lo más retorcido

Puedo escapar, aunque resulte inútil en un 90%, pero no es la manera, no soy solo yo.

El ambiente a mi alrededor se siente pesado y hasta noto el calor emanar de sus narices al verme ingresar.

—No solicite tu culo esta noche.

—Lo sé.

El sonido del gatillo me hace sobresaltar. —¿Y qué carajos haces aquí?

Me mira.

—Si vas a llorar hazlo lejos de aquí, donde no tenga la dicha de verte.

—Lo odias.

—Me desagrada. —Me mira. —No llores, no más frente a mí.

Que no llore...

Cada vez me jode más la vida, hijo de puta.

—Habla de una vez, abogada.

—Quiero verla.

Sonríe de lado y me mira desafiante. —¿Pregunta u orden? Escoge bien tus siguientes palabras, Valeria.

—¿Acaso importa? Lo que deseo es lo mismo.

—La manera en que lo dices cambia mucho... porque si es una orden, además de ponerme caliente... —Sonríe con burla. —Ya debes saber que el único que las da aquí soy yo y si es una pregunta ya conoces la puerta...

Trago saliva y me acerco sin tomar, sujeto el arma que cambia en sus manos y él no me detiene.

—¿Qué es lo que deseas de mí?

—Lo que deseo ya lo tengo y sin embargo necesito más, abogada. Eres mía...

—¿Quieres que me arrodille? ¿Eso deseas?

La rabia la noto en sus ojos y esta crece cuando me inclino hacia abajo, pero no me deja lograrlo y me retiene el brazo con fuerza.

—¿Qué mierda haces?

—¡Suéltame!

—La mujer del diablo no se arrodilla. —Me espeta furioso y clava más fuerte los dedos en mi brazo, de pronto el ambiente cambia y sus dedos se van desprendiendo ante mi forcejeo.

Una nueva marca enrojece mi piel y pongo la mano al lugar, a su vez que me quita el arma solo para dejarlo sobre la mesa, Nikolay viene hacia mí y me toma de la nuca, estampando mi boca contra la suya, su beso dice claramente cómo se siente, su entrepierna frotándose me hace abrir la boca por el jadeo y rompe el beso aun sujetándome del cabello con su puño.

—Cumple con tus obligaciones, fuera y dentro de mi cama y todos estaremos felices. —Mira mis ojos, el diablo me suelta brusco y sigue con lo suyo. —Incluso tal vez me apiade de ti y te deje verla 5 minutos.

¿5 y ya?

No insisto.

Doy la vuelta hacia la puerta.

—El sábado, quiero un informe con tu avance para el sábado. —Me recuerda. —Y tu culo en mi cama, cada vez que lo exija.




(***)


Abogada del Diablo (#9 Hijos de la Mafia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora