"Un pasado que nos une"

21. Nueva vida.

Me encontraba en la entrada del aeropuerto con mi maleta en una de mis manos y con una bolsa en la otra. Tenía mi celular en una de mis manos, y este se encontraba apagado: Jack no había dejado de marcarme en todo el vuelo, más no quería contestarle. ¿Le contestaría? No ¿Por qué? Luego me arrepentiría de haber venido aunque ya fuera demasiado tarde.
Llegué a considerar la opción de cambiar número. Y lo haría. ¿De qué me serviría tener el número de los Ángeles? Si llegaba a conocer gente nueva, sería muy conplicado la opción de que me llamaran. ¿La razón? Les cobrarían como si me encontrara allá.

Suspiré. ¿Y ahora hacia donde iría? No conocía este lugar, y por lo tanto no conocía absolutamente nada de el. Maldije en voz baja. Pude haber tenido tiempo para investigar un poco sobre Francia, pero no lo hice.

Esperé un buen tiempo, hasta que vi un taxi acercarse a mi lado. Sonreí, me alegraba que él se acercara primero. No sabía si les tenía que hacer alguna seña o les tenía que gritar.

Esperé a que el conductor llegara a mi lado. ¿Y si no se dirigía hacia mí? Voltee a ver detrás de mí y al no ver nadie descarté esa idea. Era obvio que se dirigía conmigo.

Al ya estar a mi lado, el conductor bajó la ventanilla y se asomó en mi dirección, ya que se encontraba al lado contrario del mío.

- bonjour, où puis-je conduis? -dijo. Lo voltee a ver confundida. ¿Qué había dicho? Moví mis manos nerviosa y le sonreí apenada ¿Por qué me vine a Francia si no sabía hablar francés?- Allez-vous à un endroit précis? -le volví a sonreír. Él me miró en busca de una respuesta y yo moví mis manos nerviosa.

- Este.... Yo.... -hablé. El señor rodó los ojos y rió.
Lo voltee a ver confundida ¿De qué se reía?

- ¿No hablas francés, eh? -me preguntó. Sonreí y asentí.- ¿Y por qué vienes a este lugar si no sabes hablarlo? -me encogí de hombros. El señor rió.- Me recuerdas a mi hijo. -dijo y sonrió- ¿Tienes algún lugar en especifico al cual ir? Te puedo llevar, Anda, sube. -dijo y abrió la puerta desde adentro. Me subí al coche y cerré la puerta.- Tienes suerte que te encontraste conmigo, no hay muchas personas por aquí que hablan tu idioma. -dijo y suspiré- tendrás que aprender a hablar francés -me volteo a ver y yo asentí rendida. ¿Qué otra opción tenía? El señor se me quedó viendo y yo fruncí el ceño- ¿Vas a algún lugar en específico? -Pensé unos segundos. ¿Iba a algún lugar en específico? La verdad es que no. Negué con la cabeza lentamente y agaché la cabeza apenada. El señor me volteo a ver haciendo una mueca.- ¿Entonces a dónde te puedo llevar?

Mordí mi labio inferior nerviosa y miré por la ventana.
El señor me volteo a ver en busca de una respuesta.

- La verdad no lo sé -admití- en mi vida había venido para acá, y no conozco nada. -suspiré y pase las manos por mi cabello, frustrada.

El señor se quedó viendo a la nada pensativo, y después de unos segundos volvió a dirigir la mirada a mis ojos.

- Si quieres puedes quedarte en mi casa, no hay ningún problema. -Dijo. Abrí los ojos sorprendida. No me esperaba eso. Lo voltee a ver a los ojos: no demostraba vacilación, y se veía Pacífico. ¿Podía confiar en él? No se veía mala persona. ¿Me arriesgaría? No tenía otra opción, no conocía nada ni a nadie. Suspiré. Me iba a arrepentir de esto tarde o temprano. Pero, será una buena anécdota para el futuro, pensé y sonreí.- Pero... Bueno, hay un pequeño inconveniente. -dijo mientras se rascaba la nuca nervioso. Fruncí el ceño ¿Qué era lo que pasaba?- Lo que pasa es que mi casa no es muy grande, y solamente tiene 3 habitaciones. Una de ellas (La cual es pequeña) tiene solamente una cama individual, que es en donde duermo yo. Otra de las habitaciones está siendo ocupada por una pequeña niña -dijo apenado- Tiene solamente su pequeña cama, y todos sus juguetes. Y la última, contiene una cama matrimonial, y es la más grande de todas -dijo y sonreí. Estaba a punto de agradecerle hasta que fui interrumpida- Pero... Ahí duerme mi hijo.