Selena se despertó a la mañana siguiente con un sol radiante que inundaba el cuarto de una claridad cegadora. Se desperezó, feliz de dejar atrás las oscuras pesadillas que habían perturbado su sueño toda la noche.
Bostezó, aún somnolienta.
«Fue sólo un sueño», pensó. «Gracias a Dios, todo fue sólo un sueño».
Estaba de nuevo en su apacible habitación. Era el día de su boda. El día en que juraría serle fiel a Nick durante el resto de su vida...
Tuvo sin embargo un instante de vacilación. Se incorporó bruscamente en la cama, apartando la colcha, y miró a su alrededor. Aquél no era su cuarto.
Vio que había dormido sólo con el sujetador y las bragas de seda blanca. Sintió un rubor en las mejillas al recordar a Justin en su cama la noche pasada, con su cuerpo casi pegado al suyo mientras le desataba los broches del liguero y le quitaba lentamente las medias de seda. Aún podía sentir el sabor de su boca cuando la había besado en el avión y cómo la había tomado en sus brazos y la había apretado contra su pecho para llevarla a la cama.
-Buenos días.
Levantó la vista y lanzó un pequeño grito tapándose de inmediato con la sábana.
Justin estaba en el quicio de la puerta, con unos pantalones cortos de color caqui y una camiseta negra sin mangas que dejaba ver unos brazos bronceados y musculosos.
-Buenos días -respondió ella con la voz apagada.
-Espero que hayas dormido bien -dijo él con su mirada oscura y sensual-. He entrado por si necesitabas algo.
Sonrió y se sentó en la cama junto a ella dejando una bandeja de plata en su regazo. Había una cafetera de plata, cruasanes de chocolate, pastas, fruta fresca, patatas fritas y un zumo de naranja.
-¿Me ha traído el desayuno a la cama? -preguntó medio aturdida.
-Anoche parecías hambrienta.
Sí, tenía razón. Pero vio algo más que le llamó la atención. En la bandeja, además del desayuno, había un pequeño florero con una rosa. Aspiró su delicado perfume.
-¿Y esto? ¿También forma parte del desayuno?
-Me acordé de ti al ver esa flor y decidí traértela -respondió él, encogiéndose de hombros-. Tengo un jardinero que cultiva rosas en el invernadero. Mi abuela también tenía unos rosales. Eran preciosos, lo único hermoso que teníamos entonces -se calló un instante y miró la pequeña flor rosácea-. Es tan delicada y menuda... Y sin embargo, es más fuerte de lo que parece. Crece en cualquier suelo por pobre que sea y resiste muy bien las enfermedades e incluso a los hombres. Tiene una espinas muy peligrosas -añadió mirándola con una leve sonrisa al ver su cara de asombro-. Bueno, no te extrañes, es sólo mi manera de disculparme contigo por haberte secuestrado de la forma en que lo hice. Si hubiera sabido que eras inocente, que no habías tratado intencionadamente de usurpar el lugar de Miley, habría... -se pasó la mano por el pelo esbozando una sonrisa burlona-. Bueno, creo que te habría secuestrado de todos modos, pero habría sido más amable.
-¡Vaya! -exclamó ella, muy nerviosa al estar tan cerca de él, recién afeitado y sonriéndole de aquella forma tan seductora-. Esto tiene una pinta deliciosa -dijo mirando la bandeja que tenía delante-. ¿No irá a decirme que también lo preparó usted?
-No. Pero ofrezco un servicio completo en esta prisión, alojamiento y comida incluidos.
-Estupendo -replicó ella, mirándolo a los ojos-. Pero sería aún mejor si me dejase marchar.
-Creo que ya dejamos eso claro. Yo soy un hombre cruel y despiadado. Un hombre de negocios, en suma. Y tú estás demasiado delgada. Déjate ya de dietas y come.
-No he estado haciendo ninguna dieta -respondió ella, ofendida en su amor propio-. Sólo que no conseguía relajarme cuando estaba con Nick y no tenía apetito.
-¿Te encontraba acaso poco apetecible? -le preguntó Justin, alzando una ceja-. Bueno, ahora soy yo quien cuida de ti y tienes que comer si no quieres perder tu atractivo. Y tendrás que obedecerme, al menos en esto.
Selena frunció el ceño ante su tono de mando y miró luego de nuevo al desayuno. El café tenía un aroma delicioso y los cruasanes parecían muy tiernos. Oyó el rugido de su estómago. No había comido nada desde el día anterior. ¿O quizá desde antes? No había comido ni siquiera un trozo de la tarta nupcial a pesar de ser una tarta de chocolate con nata, que era su favorita.
Se puso la servilleta y le dio un mordisco a un cruasán de chocolate.
-Hmmm... ¡Qué rico! -exclamó ella, abriendo los ojos como platos.
-Así me gusta -dijo él con cara de satisfacción.
Selena dio luego un buen trago al zumo de naranja.
-Me siento relajada con usted. No necesito ser perfecta -dijo ella con una sonrisa repentina-, con un hombre tan cruel como usted.
-Tienes razón, lo soy -replicó él pasándole la yema del dedo pulgar por su labio superior.
-¿Por qué ha hecho eso? -preguntó ella, estremecida con el contacto.
-Tenías el labio manchado.
Selena tragó saliva. ¿Cómo podía Justin, tocándola sólo con un dedo, hacerle olvidar por completo quién era y qué estaba haciendo allí?
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El Secuestro {Jelena}
FanficSi alguno de los presentes conoce alguna razón por la que este matrimonio no deba seguir adelante, que hable ahora o... Justin Bieber no se iba a limitar a protestar por la boda de Selena Gomez. Iba a secuestrar a la hermosa novia para llevarla a su...