Capítulo 8 {Tercera Parte}

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Justin soltó una maldición y salió corriendo tras ella. Para ser una mujer tan pequeña, corría bastante de prisa. Antes de que llegara a atravesar la puerta de su despacho, ella ya había recorrido todo el pasillo y había salido por la puerta trasera de la villa. Una vez fuera, la persiguió por los alrededores de la piscina y por la ladera que conducía al viñedo.

Una masa de nubes grises había oscurecido el cielo cuando al fin dio con ella. Selena trató de escapar, luchando y arañándole.

—¡Déjame! ¡Mentiroso!

Él la acorraló contra un tosco muro de piedra.

—Deja de llamarme mentiroso. Yo siempre cumplo mis promesas —susurró él acercándose peligrosamente—. Siempre.

—Pero te oí decir que...

—Sólo trataba de asustar a Jonas diciéndole lo que podría hacer contigo. Es la única manera de que se divorcie de Miley y renuncie a su fortuna.

—¿Por qué tienes tanto afán en rescatarla? —preguntó Selena—. ¿Qué representa para ti?

«No se lo digas a nadie. Nunca», Justin recordó la primera y última vez que habló con Miley, la furia en sus hermosos ojos. «¿No tuviste bastante destruyendo a mi padre y ahora quieres matar también a mi madre? No debes decir una palabra de esto a nadie. ¿Me oyes? Prométemelo».

Justin escuchó entonces a lo lejos un trueno bajando del cielo. Aún podía sentir el mismo vacío en el estómago de aquel día.

Miró a Selena, a la mujer que sujetaba entre sus manos. Era tan pequeña, pero tan increíblemente bella... Oyó su aliento. Contempló sus grandes ojos marrones. Parecían un mar de emociones para un hombre a punto de ahogarse. Sus labios, sonrosados y carnosos, limpios de maquillaje.

Justin apretó los puños, tratando de controlarse y la soltó.

—No te mentí —dijo él suavemente—. No volveré a besarte a menos que tú me lo pidas.

Bajo las sombras amenazantes de la tormenta que se avecinaba, Selena echó la cabeza atrás para mirarlo.

—Entonces, ¿no tienes intención de seducirme?

—Claro que sí. No puedo pensar en otra cosa. Pero te di mi palabra. No volveré a besarte.

—¡Oh! —exclamó ella, suspirando aliviada—. ¿Te dijo Nick si estaba dispuesto a aceptar tus condiciones a cambio de que me dejaras libre?

—En su arrogancia, el muy estúpido cree que acabará ganando otra vez tu corazón.

—Eso nunca —dijo ella con los ojos encendidos—. Ayer me salvaste de cometer el mayor error de mi vida. Y ahora estás manteniendo tu promesa. Empiezo a creer que, a pesar de todo, no eres tan malvado como él. Quizá no seas...

—Sí —replicó él—. Lo soy. Soy tan malvado como él.

—Pero lo estás arriesgando todo para salvar a Miley.

—Tengo mis razones para hacerlo... Prometí protegerla.

—¿Lo ves? —exclamó Selena–. Eso viene a confirmar lo que pensaba de ti.

Justin esbozó una leve sonrisa. Tenía a gala mantener su palabra desde que, siendo un niño triste y solitario de cinco años, abandonado por sus padres, había jurado que algún día los encontraría.

—Yo mantengo mis promesas —dijo muy serio, mientras un relámpago quebraba las nubes negras.

—¿Quién es Miley, Justin? —le preguntó Selena, acercándose a él—. ¿Es amiga tuya?

Ya no parecía enfadada. Le tocó el brazo tímidamente con una mano y por primera vez lo miró con interés y ternura. Tuvo que luchar consigo mismo para no estrechar aquel pequeño cuerpo entre sus brazos.

—¡Qué importa eso!

—¿Es... tu amante? ¿La quieres?

Justin la miró fijamente mientras comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia del cielo gris.

—Sí. La quiero.

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⏰ Última actualización: Dec 27, 2016 ⏰

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