Capítulo 70

198 33 103
                                    

Bellatrix tomó el cuaderno que Grindelwald le había sustraído a Abraxas Malfoy. Colocó la mano sobre la tapa y la experiencia le permitió notar un latido casi imperceptible.

—¡Lo sabía! —exclamó victoriosa.

—¿El qué? —inquirió el mago— ¿Serías tan amable de explicarme qué he robado?

La chica le cogió la mano. La colocó sobre la superficie del cuaderno y le preguntó si notaba algo. El mago negó con la cabeza. Bellatrix comprendió que él nunca había estado en contacto con un horrocrux.

—No es el latido de tu mano lo que estás notando —le ayudó ella.

Grindelwald la miró frunciendo el ceño, pero no apartó la mano. Unos segundos después dio un respingo al sentirlo.

—Es un horrocrux... Un fragmento del alma de alguien... ¿De quién?

—¿De quién crees?

No hizo falta que respondiera.

—¿Cómo lo has sabido?

Bellatrix le explicó que hacía muchos años, cuando ella mencionó de pasada el tema de la Cámara Secreta, Voldemort insinuó que poseía un cuaderno con el que podría abrirla. Un objeto tan valioso, querría tenerlo protegido. Una semana después, vio como acudía a una fiesta de los Malfoy y se lo entregaba a Abraxas. Era un mago muy poderoso, con cámara en Gringotts y una mansión inviolable. Sin embargo, los horrocruxes tienen la facultad de poseer a su dueño y lograr que se obsesione, por eso Abraxas ya no se separaba del diario.

—Cuando me has contado que tu chivatoscopio ha reaccionado ante él, he pensado que Abraxas no tiene motivos reales para ser tu enemigo. Que yo conozca, solo Voldemort los tiene, pero él no estaba ahí... Cuando le he visto palpar su bolsillo he sospechado que Voldemort sí que estaba, al menos una parte de Él.

—Eres demasiado inteligente. Empiezas a darme miedo.

—Yo no me habría atrevido a robarle nada a ese hombre.

—Somos un gran equipo entonces —sonrió él cogiéndola por la cintura—. ¿Cómo lo vas a destruir?

Bellatrix titubeó. No tenía tan claro lo de destruirlo, solo ansiaba poseerlo. Seguía sin desear unirse a Voldemort (o al menos se obligaba a no desearlo), pero tampoco buscaba su muerte. La mirada de Grindelwald se endureció.

—Es solo un pequeño fragmento de su alma, por lo que nos contó Dumbledore tiene varios más —argumentó el mago—. No es como si lo mataras a él, no es como lo que él intentó (y casi consigue) hacer conmigo.

Que Voldemort intentase matar a Grindelwald era el suceso que más había trastocado la vida de Bellatrix, era lo que había alterado su sistema de creencias. Curiosamente, le afectó menos que la intentara matar a ella, eso casi lo había olvidado... pero su novio no.

—Bellatrix, por el amor de Morgana, ¡te lanzó un avada! Que sobrevivieras fue el acontecimiento más inexplicable que he presenciado. Y él también, por eso no se atrevió a volver a intentarlo. Pero aún así intentó matarte.

—Ya lo sé —susurró ella avergonzada—. Yo... yo... soy débil... y estoy enferma, estoy loca... Mi cabeza no... no consigo odiarle.

—¿Le quieres?

Bellatrix negó con la cabeza. No. De eso estaba segura. Grindelwald suspiró y la atrajo hacia sí. "No estás loca, es normal. Con la familia que tienes buscaste apoyo y un modelo a seguir... y por desgracia fue ese ser" murmuró él, "Admiras su causa y su poder, es comprensible que pese a todo...". No terminó la frase, pero la chica agradeció sus palabras. Cuando se separaron, él la miró a los ojos confiando en que tomara la decisión correcta.

El profesor y la mortífagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora