𝘝𝘐

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¿Lo que quiero?

—Acompáñame— Jongseong jaló a Jungwon del brazo hasta el segundo nivel del edificio, a los vestidores donde solo ellos podían entrar.

—Jay...— Jungwon estaba confundido, pero pronto su ropa fue retirada, creía saber lo que iba a pasar, pues aquel dispositivo fue retirado de su interior de un jalón, creía que sería dado la vuelta, apoyado en alguno de los estantes y lo harían en ese vestidor, pero no.

Su ropa interior fue arreglada, sus pantalones anteriores cambiados por unos más casuales, su ropa superior cambiada por una remera amarilla.

—Espérame un momento— Jongseong besó su mejilla guardando aquel dispositivo en su bolso para cambiarse de ropa de igual forma por un buzo gris y una remera negra que era de sus favoritas.

Jungwon estaba por preguntar qué estaba pasando porque en verdad estaba confundido.

—Hyung, tú dijiste que harías lo que yo quiera— Jongseong se arreglaba la remera mientras miraba a Jungwon con una sonrisa —Quiero tener una cita contigo— lo miró con mucha emoción.

—¿Eso es lo que quieres?— sonrió avergonzado por pensar que querría otra cosa.

—Así es, Hyung— lo tomó de la mano para salir del vestidor —podemos ir a los lugares que tu quieras, a la feria, al cine, a cenar, a pasear.

—Eres como un niño— Jungwon suspiró siguiéndolo —llévame a donde tú quieras, te dije que cualquier cosa la aceptaría ¿no es así?

—Lo sé, pero no quiero que solo lo aceptes porque yo lo digo, quiero que tú también quieras— caminaban hasta el elevador.

—Entonces... ¿Qué te parece ir por un helado y después a la feria?

En verdad es una cita...

«…»

—Soy un asco en estos juegos— Jungwon se golpeó la cabeza al no poder agarrar nada en 8 intentos de la máquina de garra.

—¿Cuál quieres?— Jongseong era muy bueno en esa clase de juegos.

—El conejo café...

Y en un solo intento, moviendo solo 3 veces la palanca, Jay logró obtener aquel peluche de conejo que Jungwon tanto anhelaba.

—¿Cómo lo hiciste?— Jungwon lo miró asombrado.

—Soy de Estados Unidos— su única respuesta —ten, es para ti— le regaló ese conejito.

—¿En verdad es para mi? si tú lo conseguiste— ahora lo tenía en sus manos.

—Pero yo quiero dártelo a ti— lo tomó por los hombros para poder ir a otras atracciones.

«…»

—Recuérdame... nunca volver a subir a una montaña rusa— Jungwon bajaba de la gran atracción con las piernas temblando del miedo, gritó incontables veces en la cima y caída de la montaña rusa.

—Yo te dije que no teníamos que subir si no querías, pero el señor "ya no tengo miedo" quiso subir de todos modos.— se burló de él.

—¿Cómo iba a saber yo que caería de tan alto?— se quejó.

—Admítelo, es culpa de tu capricho.

—Is cilpi di ti ciprichi— Jungwon remedó con una niñata voz.

—Ya, ya, no te enojes, vamos, te invito a cenar lo que quieras y volvemos a casa— quiso besar su frente, pero se contuvo.

Hay muchas personas...

—¿Pagarás lo que yo quiera cenar?

—Lo que tú quieras— no pudo evitar tomar su mano sin darse cuenta.

—¿Entonces podemos ir a comer samgyeopsal?— aceptó el agarre de mano con una sonrisa.

—Vamos— caminaron tranquilamente hasta un buen restaurante, uno lujoso y con buena reputación.

«…»

—¿Estás contento?— Jongseong preguntaba amenamente mientras Jungwon comía toda la deliciosa carne que podía.

—Sipi.

Jongseong podría haber pedido tantas cosas con ese "Haré lo que quieras" desde algo muy erótico hasta cosas realmente caras, pero lo que más anhelaba era una cita con él, aprovechó este deseo muy bien porque Jungwon no lo podría rechazar y ese era su mayor miedo.

—Me alegra hacerte feliz— susurró sin esperanza de ser escuchado para comer de igual manera.

Jungwon siempre era tan brillante, era una luz que iluminaba todos sus días y hace años, cuando los demás enfermaron y solo ellos quedaron en cuarentena durante 16 días en ese departamento sin poder salir, ahí estaba Jungwon.

Recordaba que era tanta su angustia por que todos sus mayores estén bien, que se sintió tan asustado por ellos que no aguantó y empezó a llorar como un niño, entonces ahí estaba Jungwon, aunque también estaba preocupado, aunque también estaba angustiado, se acostó con él en la noche y lo abrazó para calmar todos sus miedos.

Recordaba el "Hyung está para ti" que Jungwon susurró antes de dormirse.

Y en ese momento se enamoró de su mayor, en ese momento Jungwon se convirtió en su luz, en su anhelo, se convirtió... en algo tan inalcanzable.

Era tan imposible salir como algo más que amigos, que entonces decidió tratar de renunciar a sus sentimientos y dormir en otra habitación, dormir solo y así no tener que necesitar tanto ese pequeño cuerpo en sus brazos.

Pero solo logró desarrollar un insomnio, no podía dormir, no podía tener las mismas energías que antes, todo porque Jungwon ya no estaba a su lado en las noches.

Por eso era que aprovechó ese deseo para invitarlo a salir, había anhelado tanto tiempo hacer esto.

—¿En qué piensas?— Jungwon picó con su dedo la mano de Jay.

—No es nada, ¿Quieres pedir otra porción?

Porque quiero hacerte tan feliz como tú me haces a mi.

𝙄𝙉𝙎𝙊𝙈𝙉𝙄𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora