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—E-espera un momento— las manos de Jongseong bajaban el pantalón de Jungwon mientras este no sabía si parar los movimientos contrarios o dejarse hacer.

—¿Qué es lo que debería esperar?— sus manos retiraron su pantalón por completo.

—Ahm...yo...

—Si en verdad no quieres, solo debes decir la palabra de seguridad— no lo obligaría a seguir.

Jungwon simplemente se quedó quieto ¿No quería? mm... no, sí quería, muy en el fondo ansiaba volver a tenerlo.

—Déjame... poner un poco de música— se paró con nerviosismo aún sin sus pantalones y se dirigió hasta el control de música, todos sus pasos eran vigilados por los ansiosos ojos de Jongseong.

Cuando colocó la música y quiso darse la vuelta, otra vez estaba siendo apresado, una vez más por esos brazos que conocía a la perfección.

Estaba apoyado en la mesa donde solían dejar sus cosas para ensayar.

De un rápido movimiento, Jungwon ya estaba sentado en esa mesa mirando a Jongseong, con sus piernas abiertas para que le sea más fácil acomodarse.

—Dime Hyung... ¿Qué es lo que quieres?— Jongseong se posicionó en medio de esas piernas y acarició su cintura quitándole de a poco su remera.

—Yo quiero... que le digas a esa perra de Sakura— sus manos se dirigieron al rostro del menor mientras sus piernas se enredaban en las caderas contrarias —que no pienso compartirte— susurró en su oído —quiero que sepa que no puede tocar mi propiedad privada.

—Me aseguraré de decírselo si es que la vuelvo a ver— acostó a Jungwon encima de la mesa sacándole por completo su remera.

—Yo igual quiero que te saques la ropa— cuando Jungwon estaba en ese ambiente, se desconocía completamente, era otro él, no era ni tímido ni ocultaba sus deseos.

—Lo que tu ordenes— se sacó su sudadera negra ante la atenta y lujuriosa mirada de Jungwon, sus ojos le decían que le encantaba la vista frente a él.

Luego, con una sola mirada dijo todo lo que quería, no hacían falta palabras, sus ojos hablaban por él.

Tus ojos me dicen "cógeme"

Y sus labios se unieron como si no se hubieran besado hace años, como si fuera necesario estar en contacto para seguir viviendo.

Sus lenguas se encontraban en una pequeña danza, uniéndose y girando entre ellas mientras sus manos acariciaban la piel contraria.

Los dedos de Jongseong parecían caminar por todo el cuerpo de Jungwon, una de sus manos subía desde su cintura hasta su pecho y la otra bajaba hasta sus muslos.

—Déjame hacerte un desastre— Jongseong habló dando embestidas falsas encima de sus ropas.

—S-sí... seamos un desastre— con sus piernas atrajo las caderas de Jongseong para  poder sentirlo más.

Los labios de Jongseong se posaron en el cuello de su mayor, bajando sus besos mientras dejaba algunas marcas en su cuello y clavícula, pero poco a poco bajó sus besos hasta llegar a sus pezones rosaditos y blanditos, suaves y dulces como algodón de azúcar, como un malvavisco.

Mordió uno sin piedad, haciendo que el cuerpo debajo de él suelte un chillido de sorpresa.

—Apresúrate por favor— movía sus caderas esperando más contacto en su parte baja.

—Sé un poco más paciente, sabes lo mucho que me encanta tu cuerpo.

—Sé de algo que te gusta más.

—¿Ah sí?

Bastó con que Jungwon se dé la vuelta apoyando su torso en la mesa dejando su espalda y trasero a la merced de Park.

—Yo conozco tus debilidades y sé que yo soy la razón principal— ante la mirada de Jongseong, empezó a bajar su ropa interior dejando a la vista su rosada entrada que pedía atención.

—Me conoces tan bien— tomó esas dos nalgas las separó, viendo y manoseando a su antojo. —Hace un tiempo que no lo hacemos, así que debo de prepararte un poco, no quiero dañarte.

Escupió en sus propios dedos y de a uno los adentró en aquella estrecha entrada ganándose suspiros y suaves gemidos.

Pasaron alrededor de 7 minutos en esa preparación hasta que pudieron entrar 4 dedos sin dolor.

—P-por favor— las mejillas de Yang estaban rojas, sus orejas igual y pronto lo estarían otras partes.

—Sé un poco paciente, no me iré a ninguna parte.

—¡Ah!— Un casi grito se hizo oír en esa sala de ensayo, cuando su interior fue embestido con esa fuerza, Jongseong se había adentrado de una sola estocada.

—Ah~— Jongseong gimió grave en el oído de Jungwon.

Eso solo logró que el deseo de Jungwon de ser convertido en un desastre por las manos de su menor.

—A-amo cuando haces eso— Jungwon dio la vuelta su cabeza un poco para mirar a Jongseong.

—¿Esto?— embistió con fuerza dentro de él —¿O esto?— habló en tono suave, grave y lento.

—Ambos...

Pronto las embestidas constantes comenzaron, los gemidos de ambos se mezclaban, los de Jungwon eran agudos y sonoros, los de Jongseong eran graves y suaves.

—¡Sí!— La próstata de Jungwon fue atacada, creando una gran ola de placer en todo su cuerpo.

Cada embestida hacía que su cuerpo se moviese de adelante para atrás por la fuerza que su menor aplicaba en cada golpe, sus caderas eran sujetadas con fuerza por esas grandes manos de 21 centímetros.

—Mira, mira tu cara— por toda la habitación habían espejos, por lo que Jungwon podía ver su rostro —cada vez que te miro cuando lo hacemos es sorprendente, en el escenario eres un completo santo que no golpea ni una mosca, pero conmigo, quieres que yo te golpee, tu sonrisa cada vez que mi mano azota su trasero me dice que te encanta y tus lágrimas me piden seguir sin detenerme ni un segundo.

—S-solo tú puedes tocarme y solo yo puedo tocarte— subió su pierna derecha a la mesa para que las embestidas puedan profundizarse.

—Nunca dejes que alguien más que yo te vea llorar, porque eres tan sexy cuando lo haces— tomó su pelo, su teñido pelo azul y lo jaló obligando a que Jungwon se apoye en sus brazos.

—Oh ¡Sí!

Las nalgas del mayor estaban rojas por las embestidas, sus piernas temblaban al igual que sus brazos y su cabeza era un desastre total.

Así fue como pasaron más de 4 horas, entre súplicas y lágrimas, sonrisas lascivas y pieles sudorosas.

Jongseong lo limpió a él, y la sala, para volver a vestirlo y cargarlo hasta la salida, cuando estaban en el pasillo se aseguró de que no había alguno de sus sunbaes de otros grupos  y entonces se atrevió a darle un besito a su mayor que estaba somnoliento por lo agitada que estuvo la noche.

Ahora Jongseong estaba en un taxi con Jungwon en brazos, un adorable y dormido Jungwon, pequeñito y lindo.

—¡¿Dónde estaban?! ya son las 3 de la mañana y ustedes no– — las palabras molestas de Heeseung fueron calladas por Jongseong.

—Shhh, Hyung está durmiendo— y caminó hasta su dormitorio sin más quejas.

Genial, ya no estoy en abstinencia.

𝙄𝙉𝙎𝙊𝙈𝙉𝙄𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora