Capítulo 2

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—¡YELENA BELOVA! —grité entrando a la habitación de mi hermana y despertándola.Detrás de ese nido de pájaros al que llamaba cabello estaban sus ojos verdes matándome con la mirada.

—¡¿Qué demonios pasó por tu cabeza cuando decidiste entrar y despertarme? —dijo mientras empezaba a arrojarme todas su almohadas y cuando se acabaron optó por arrojarme sus sábanas, su peluche favorito y hasta su colchón.

—¿Terminaste? —dije respirando hondo mientras caía al suelo junto a ella.

—Ya casi… —me lanzó su ropa interior y quedó atorada en mi cabeza. —Ya… -Se hizo a mi lado y después de respirar hondo preguntó— ¿A qué se debe tu visita?

—Pudiste preguntar eso antes de arrojarme la primera almohada. —la golpeé con lo primero que encontré.

—¿Qué chiste hubiera tenido? —ambas nos miramos y empezamos a reír a carcajadas.

—El desayuno está listo… Y debes arreglar tu cuarto. —salí corriendo mientras reía a carcajadas por escucharla gritar que me mataría la próxima vez si volvía a provocarle un ataque de ira.

Cuando Yel y yo llegamos a la pizzería en mi moto, empezamos nuestra jornada de trabajo. Yo solo hice dos entregas y le ayudé a mi hermana a servir bebidas.

—Una niña literalmente acaba de lanzarme su batido de fresa. —mi hermana hizo acto de presencia con una mueca que me hizo reír.

Yel, con una secta satánica y cubierta de rosa… Eso era casi un insulto para ella.

—Agradece que no cayó en tu cabello, Yelena. —comenté en broma pasando mi dedo por su delantal y saboreando el batido.

Después una especie de lucecita apareció arriba de mi cabeza como en las caricaturas cuando tienen una idea.

Chasqueé mis dedos y señalé rápidamente a Yel mientras sonreía.

—¿El batido tenía drogas? —preguntó en un susurro asegurándose de que nadie lo escuchara.

—No torpe, es Maximoff.

—¿Es algún tipo de droga que yo todavía no conozco? —ladeó la cabeza confundida.

—¡No! La chica… Su nombre es Wanda Maximoff.

Yel se quedó perpleja y no formuló palabra alguna después de dos minutos.

—Tienes los diamantes de Wanda Maximoff… —musitó horrorizada.

—¿Porqué estás tan asustada, Yel? —pregunté confundida por su reacción.

—¿Sabes quién procreó a Wanda Maximoff?

—¿Su padre? —funcí el ceño aún sin entender.

—Su padre es Erik Maximoff, es el segundo hombre más rico del mundo después de Bill Gates. Tiene su imperio en Wall Street como todos los grandes empresarios del mundo. —explicó aún con sus ojos abiertos de la impresión.

—¡Ay joder! Tengo los diamantes de una niña de papi. —dije horrorizada.—Seguro ya mandó al FBI a investigarme, no quiero irme a la cárcel, soy muy joven, tengo mucho que cumplir primero... —empecé a hiper ventilar pero Yel de la forma más romántica que encontró me ayudó... ¡La muy idiota me dio una cachetada!

—¡Reacciona,Romanoff! —masculló intentando no hacer tanto ruido. —Ya sabemos el nombre de la chica, lo que hay que hacer ahora es mandarle señales de humo para que se entere de que tenemos su pulsera.

—¿Y cómo diablos hacemos eso?

—Pues no sé... Tal vez con un aviso en el periódico.

—¿Te falta un tornillo?... "Hola soy Natasha Romanoff y encontré una pulsera de diamantes, si eres su dueña ven por ella a tal dirección", ¡Cualquiera vendría Yel!

Pizza con...¿peperoni? | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora