—¡UYYY TUTUI! ¡PÁGALE UN CUARTO!— gritó una conocida voz logrando que Wanda y yo nos separáramos del beso.
Y él culpable de ello era Clinton. ¡¿Ese hombre está en todos lados o qué?!
—Clint...— dije recuperando el aliento. —¿Qué haces aquí?
—La verdadera pregunta es: ¿Qué hacen ustedes aquí?— se cruzó de brazos viniendo hasta nosotras con una sonrisa pícara.
—Sabes perfectamente lo que estaba pasando, Clint.— contesté con una risa abrazando a Wanda que estaba más roja que un tomate.
—Claro que lo sé, solo quiero que ustedes me lo confirmen.
—Nos estábamos besando, Clint.— sorprendetemente fue Wanda la que
habló.—¿Quieren las llaves del baño o...?
—¡Clint!— li regañé y el empezó a reír.
—Ya tranquila, mini Romanoff. ¿Sabes dónde están Kate y Yel?—cambió de tema pero aún seguía sonriendo pícaramente.
—Nos están esperando en el auto.— contesté entrelazando la mano de Wanda con la mía.
Salimos del gimnasio y Clint a mi lado no paraba de hacer señas obscenas sin que Wanda se diera cuenta.
—Pepper me está esperando en el parque para ir a la peluquería, Nat.— dijo Wanda separándose de mi con una sonrisa.
—De acuerdo, ve con ella.— dije seguramente mirándola como idiota.
—Mañana Peter tiene una presentación de Balet en su colegio, te espero a ti y a todos allí ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
Wanda se despidió de mi con otro beso y nos dio la espalda a Clint y a mi quienes miramos un mismo lugar.
—Tiene un GRAN...— paró lo que iba a decir gracias a mi mirada. —Un gran apellido, digo, un gran cabello. Pero no te enojes.
Clint me abrazó por los hombros y fuimos hasta el auto, mientras él le coqueteaba al secretario que iba hasta su auto. Yo, felizmente, logré ver como Yel y Kate se comían la boca.
—¡CLINT, EL SEÑOR PELÓN LE ESTÁ COQUETEANDO AL SECRETARIO!— grité señalando hacia el otro lado del edificio.
—¡¿QUÉ?!— gritó corriendo hasta donde le señalé.
Si corría hasta ellas Clint ya habría vuelto y las descubriría, así que mejor les lancé mi zapatilla derecha que le dio a Yel en la cabeza y con eso se separaron. Les hice un montón de señas sobre de que Clint estaba por allí y las descubriría, pero no entendieron hasta que volvió a aparecer algo confundido. Kate empujó a Yel contra la puerta y eso logró que se diera un gran porrazo en la cabeza.
—Los besos con Maximoff te afectaron el cerebro, mini Romanoff.— dijo Clint algo molesto conmigo.
—Creo que tienes razón.— me encogí de hombros con inocencia.
–Vamos con mi hija y el alíen, Natasha— volvió a abrazarme por los hombros y caminamos hasta las chicas. —¿Un camión te pasó por encima, Yelena?— se burló Clint al ver como a Yel le salía sangre de la sien. Kate intentaba ayudarla.
—No es gracioso, papá.Enserio se lastimó.— dijo Kate con preocupación.
—Descuida, Kate. Después de tomar un trago se le quitará.— Clint ayudó a quitar la sangre y nos indicó a dónde deberíamos ir.
—¿Por qué tardaste tanto?— preguntó Yel mientras yo me acomodaba el cinturón.
—Amm... Estaba hablando con Wanda.— contesté algo nerviosa.
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Pizza con...¿peperoni? | Wandanat
FanfictionNatasha Romanoff ama su trabajo. Pero...¿Qué clase de chica con 20 años dice eso? La respuesta es sencilla. Natasha Romanoff es repartidora de pizza, y lo mejor de ese empleo, aparte de sus grandiosas prestaciones, es que muchas veces hay mujeres jo...