Capítulo 8

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Clint nos hizo llevarlo a la pizzería en la que trabajamos Yel y yo para que le diéramos comida porque, según él: "Hizo el trabajo duro"

Yel y yo tomamos nuestro turno pero olvidamos el pequeño gran detalle de que se supone que somos ricas y no necesitamos trabajar,obviamente Clint no era estúpido y cuando tuvo oportunidad nos preguntó.

Yel y yo duramos un gran rato dudando si decirle o no a Clint la verdad.

Finalmente él nos convenció dándonos pizza.

—¿Entonces eres su novia falsa?- preguntó con normalidad terminando su pizza.

—Así es.- contesté terminando mi batido.

Se nota lo mucho que trabajamos.

—Todo en orden mini Romanoff, solo espera a que Stark se entere.

—¿Quién es Stark?- Yel levantó una ceja algo confundida.

—Es la traga maluca de Maximoff.

—¿La qué?- dijimos Yel y yo al unísono.

—Los niños de hoy en día...- susurró Clint sacando el mondadientes de su boca.—Visión Stark es el "crush" de Wanda Maximoff. El sobrino de Bill Gates.

—¿Y tú como sabes eso?

—Estoy en todas partes.- Clint nos miró macabramente y después sonrió.—Y también lo menciona mucho cuando pasa por mi lado.

—Eres un chismoso.- dije sonriendo y él colocó una mano en su pecho ofendido.

—¡Chismoso jamás! Solamente obtengo información y la comparto.-justificó sacándonos una carcajada a mi y a mi hermana.

—¿Entonces que hacemos con el tal Stark?- preguntó Yel.

—Según mis fuentes, Stark está jugando golf en Europa. Así que tú...-me señaló.—Debes ser la mejor novia falsa del mundo.

—¿Y cómo hago eso?

—Toma nota mini Romanoff, aprenderás a ser la mejor novia falsa del mundo...

(...)

Narra Wanda

Nunca en mi vida me había atrevido a besar a alguien, normalmente me besaban a mi. Pero una chica llamada Natasha Romanoff, fue la causante de que eso cambiara.

No iba a quejarme, la chica no besaba mal, y creo que quedó muy impresionada al verme a mi siendo tan cariñosa con ella. En fin, me estaba alistando para ir al instituto y como hoy no quería desayunar me iría más temprano al. Debo dejar de comer tanto.

—¡Hija! ¡¿Quieres huevos revueltos?!- preguntó de hecho gritó mi mamá mientras bajaba las escaleras.

—¡Sí quiero mamá, ya voy!- grité en respuesta.

Que lástima, lo intenté.

Después de 15 minutos comiendo huevos revueltos, jugo de naranja, tostadas, pan, pastel, chocolate... En fin, después de un desayuno normal, me fui al instituto en mi auto. Justo cuando me estaba subiendo, encontré una linda sorpresa en mi parabrisas. Era una rosa azul con una pequeña nota atada en un listón del mismo color de la rosa.

"Un pequeño adelanto"

Natasha Romanoff

Me quedé parada como por cinco minutos admirando la rosa, pero después desperté y llamé a una de las empleadas para que por favor me colocara la rosa en agua. Dejé la nota en el asiento del copiloto y arranqué, ahora sí, a mi destino.

Pizza con...¿peperoni? | WandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora