—Pueden irse, pagaron su fianza.— dijo el guardia de la celda abriéndola y dejándonos salir.
La luz del sol me dio directo en los ojos y me escondí detrás de Pedro, el violinista de los mariachis hasta que tuvimos que despedirnos.
—Nos encontraremos en los caminos de la vida.— dijo Clint dramáticamente abrazando a los mariachis.
Las tres hicimos lo mismo y Juan me regaló su sombrero. Qué bello.
Los cuatro seguimos nuestro camino y nos fuimos bien casual aún con la resaca encima, pero lastimosamente nos topamos con 5 chicas.
—Ojalá me lleve el diablo...— susurré quitándome mi sombrero.
—Que gran espectáculo, Nat— dijo Carol con una sonrisa.
—Sí estás con Clint, todo es un espectáculo.— dijo Yel de lame suelas.
—No te voy a dar la mano de mi hija, alíen.— contestó y los dos empezaron a discutir.
—¿Qué hacen aquí?— pregunté ignorando la tonta discusión de esos dos karmas.
—Pagamos su fianza.— Gamora se encogió de hombros y yo reí.
—Lo que hace el dinero... Se los agradezco.— dije mirando a las cinco pero deteniéndome en unos ojos verdes en específico.
—Natasha...— dijo ella pero en ese momento un auto muy lujoso apareció y de él bajo mi karama número 3.
—Wan, cariño... ¿Qué haces en este sitio?— preguntó el princeso haciendo una mueca de asco. —En especial con esta gente.
—Esta gente tiene nombre.— dije cruzándome de brazos.
—Claro que lo tienen, dos repartidoras sin futuro,un conserje y su hija.— contestó acomodando su perfecto cabello y sonriendo con arrogancia.
—Tú también tienes un nombre.
—¿Cuál es? ¿Vision Stark, ahijado del hombre más rico del mundo?
—No... Mantenido de mierda, prepotente, arrogante, idiota que no se lava los dientes
—¿Qué no me lavó los dientes? Le pago a alguien para que lo haga.
—Pues despídelo, porque una pobre lechuga comida por el diablo se ve desde aquí señor perfecto.— contesté guiñándole un ojo y el niño rico llamó a uno de sus empleados para que le sacara la lechuga.—Vámonos de aquí.— di media vuelta y las tres me siguieron.
—Vision Stark...— escuché a Clint hablar. Joder.
—¿Qué quieres conserje? No acostumbro a hablar con la servidumbre, que sea rápido.
—Oh descuida, no voy a hablar mucho.— Clint sonrió y sacó de su espalda un globo de pintura y se lo lanzó a la cara.
¡¿De dónde saca Clint tantos globos?!
Tuvimos que salir corriendo ya que el niño rico se puso a gritar histéricamente y creo que llamó a la policía.
—¡PARA APRENDAS A NO METERTE CON MI NIÑA!— gritó sacándole el dedo del medio y chocando manos con nosotras.
Fuimos por nuestros autos a la pizzería y después nos dirigimos a nuestro departamento donde nos reímos un rato de lo ocurrido en menos de 12 horas, lastimosamente mi humor decayó al recordar que la mujer de la que estoy enamorada está con un idiota que la sigue con GPS.
—Odio verte así, Nat.— comentó Yel haciéndose a mi lado.
—Es inevitable, Lena. Creo que... Ella me rompió el corazón.
—Entonces haremos que pague.— sorprendetemente fue Kate quien dijo eso
—¿Cómo haríamos eso?— preguntó Lena.
Sorprendetemente Clint estaba callada.
—Papá... Diles la verdad.— pidió Kate y Clint soltó un suspiro.
—Arréglense... Vamos a salir.
(...)
Clint es una caja de sorpresas.
Lo supe desde el primer día que lo conocí y nos ofreció un trío.
Lo supe desde que inhaló cocaína y tuve que darle con la sartén.
Lo supe desde que supe que tenía una hija.
Lo supe desde que fingió su muerte.
Y ahora lo sé porqué nos trajo al lugar más lujoso en el que he estado durante 11 meses.
—Clint, ¿qué hacemos aquí?— pregunté mirando a mi alrededor.
—Tengo que decirles algo importante...
—Bueno, dilo de una vez porque me estás asustando.— apuró Yel y Clint miró unos segundos a Kate.
—Soy el hijo de Bill Gates.
—¡¿QUE?!— gritamos Yel y yo al unísono.
—El secretario era mi novio, lo perdí y quise reconquistarlo convirtiéndome en el conserje y estando más cerca de él. Lo soy desde hace dos años y decidí usar el apellido de mi abuela para que nadie supiera quien era.— explicó y yo aún procesaba todo.
Clint era multimillonario... Ahora todo tiene sentido.
—¿Y por qué nos dices esto ahora?— pregunté aún impactada.
—Porque no vamos a dejar que ese presumido que tiene mi abuelo por ahijado se las venga a dar de rey del mundo.— respondió Kate cruzándose de brazos.
—¿Y qué haremos?
Clint sacó una tarjeta dorada de su billetera y nos la enseñó.
—Nos vamos de compras.— dijo Clint sonriendo. —Mini Romanoff, espero que aún tengas el número de María.
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Pizza con...¿peperoni? | Wandanat
FanfictionNatasha Romanoff ama su trabajo. Pero...¿Qué clase de chica con 20 años dice eso? La respuesta es sencilla. Natasha Romanoff es repartidora de pizza, y lo mejor de ese empleo, aparte de sus grandiosas prestaciones, es que muchas veces hay mujeres jo...