Confía En Mi || Stiam

50.- un intento más

Stiles Stilinski

Desperté de golpe al escuchar que la puerta fue abierta, solo pude ver a Deaton que cambiaba el letrero a Open.

— Creí que abrirías cuando nos fuéramos –dije y él me regaló una pequeña sonrisa.

— Eso planeo, las personas por lo regular vienen después de las 10 a.m. –dijo y saque como pude mi celular.

— Son las 6 a.m., ¿tienes idea de lo difícil que se me es dormir?

El se encogió de hombros.

— Al menos uno de ustedes tiene el sueño pesado.

Mire a mi lado y Liam seguía dormido, saliva escapaba por la comisura de sus labios y sus brazos apretaban el mío, si Deaton no lo hubiera mencionado seguiría molesto por ser despertado.

— Bueno, hay que ser parejos –dije y con mi mano libre comencé a acariciarle el cabello y a dejar besos en su frente, nariz y partes de su rostro que estuvieran a la vista ya que la mitad de su cara estaba oculta por mi hombro.

— Vamos Li, hay que despertar bombita –le susurré pero la risa de Theo se escuchó al instante de que finalice.

— ¿Bombita?, Por Dios...

Escuché que dijo y siguió riéndose.

Liam se despertó por la risa de Theo y su ceño fruncido indicaba que no había despertado muy contento.

— Hola Li –le dije y dejé un pequeño y rápido beso en sus labios.

— Hola, ¿Porque se ríe ese idiota?

Le acaricie la mejilla para luego pasar mi dedo por el rastro de saliva causando que él se sonrojara.

— Me prestas tu baño –dijo hacia donde Deaton que lo miraba seriamente aunque su mirada brillaba con burla.

— Si, está al fondo.

Liam asintió para luego irse, Deaton se encamino a dónde mis amigos por lo cual lo seguí, Theo aún se reía pero por alguna razón mantenía las manos de Corey pegadas a la cama.

— ¿Que pasa? –cuestionó Deaton a lo que Derek le dijo que Theo despertó a Corey y ahora el menor lo quiere matar.

— El amor... –murmuré y Theo me sonrió a lo que Corey bufo e intento soltarse.

— ¿Nos revisara nuevamente? –cuestionó Masón a lo que Deaton asintió.

— ¿Quieres que salgamos?

Deaton asintió a la pregunta de Derek pero ninguno nos movimos, todos mirábamos cómo Malia intentaba reacomodarse en el lugar que durmió la noche anterior.