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Viernes, Agosto 5.
Sardinia Italia

— Sujetate bien —Charles me gritó, me aferre más a él en cuanto acelero el jet ski.

— Vamos ganar —reí viendo como los otros estaban detrás nuestro.

— No dejaré que nos ganen —el español se puso a la misma par que nosotros.

— Charles vamos —lo apresure, el monagesco volvió a acelerar de nuevo y me aferre aún más a él.

— Vamos vamos —Isa apresuró a Carlos.

— ¡Ganamos! —festeje cuando llegamos primeros a un lado del yate, subimos a este viendo como los demás llegaban.

— Hicieron trampa —Lando protestó llegando, Luisi rió y le extendí mi mano para ayudarla a subir al yate.

— No hicimos trampa —aseguré abrazando a la portuguesa por los hombros.

— Si, solo soy mejor que ustedes —Charles presumió pasándome una toalla para secarme.

— Ganaron justamente —Daniel confirmó llegando con Heidi.

Estábamos en Sardinia, Italia pasando la mitad del summer break con algunos amigos, casi todos pilotos y sus respectivas parejas, hoy era el último día en el todos estaríamos juntos, ya que después Lando y Luisi irían a Londres a ver a la familia de Lando al igual que Max y Kelly, Daniel y Heidi se quedarían hasta mañana y el domingo volarian a Australia, mientras que Carlos e Isa se irían el lunes por la madrugada. Desafortunadamente Charlotte no pudo venir por razones que Charles no quiso comentarme.

— No puedo creer que ahorramos muchísimo dinero con estos yates —Max habló secándose el cabello con la toalla que Kelly le había alcanzado.

— Cuando la familia de tu amiga tiene una compañía que alquila yates todo es mejor —aseguró Carlos, los demás asintieron dandole la razón.

— Creo que ya no puedo ocultarlo más —todos nos giramos a ver a mi mejor amigo quien hablo bastante serio, nos miro a todos y luego hablo.— la única razón por la que soy amigo de esta tiburonsita es por la empresa de su familia.

Giré los ojos mientras los demás reían por la declaración de Charles— Como si ustedes no fueran multimillonarios.

— Lo somos, pero igual tenemos que pagar por tener un yate —respondió Pierre con un tono de obviedad.

— Tendrás que vivir con la carga de tener el lujo de comprarte un yate —dije sarcásticamente tirandole mi toalla al francés.

— ¿Competencia de clavados? —Lando interrumpió, por dios ¿es que este chico no se cansaba nunca de competir?.

— Chicas versus chicos —gritamos las chicas presentes.

— El equipo que llega último empieza después —anunció George corriendo hacía la parte trasera del yate.

Todos le seguimos el paso, pero como el piso estaba mojado por nuestra competencia con los yet ski, Pierre que corria frente mío se resbaló haciendo que yo me tropieze con el y caiga sobre Charles que venía detrás mío, el monagesco me agarro de la cintura para asegurarse que sea él quien golpee el piso al caer.

— Ay mi trasero —se quejo Pierre quien cayó sentado después de su resbalón.

— ¿Estas bien? —me pregunto Charles sentándose en el suelo conmigo entre sus piernas.

— Aja, ¿tú estas bien? —pregunte y el asintió, nuestros demás amigos quienes estaban a unos pasos de nosotros se estaban aguantando las ganas de reír, excepto por Daniel quien había estallado en una carcajada en el segundo en que Pierre lloriqueo por lastimarse el trasero.

𝘼𝙡𝙬𝙖𝙮𝙨 𝙮𝙤𝙪 || 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora