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24 de diciembre, 2022
Val-d'Isère

— ¿Linda ya estás? —preguntó Charles asomando su cabeza por la puerta de la habitación.

— no encuentro mi bolso —dije buscando en la cama.

— acá lo tengo yo —aviso agitando el pequeño bolso Prada en sus manos.

— entonces vamos —dije caminando hacia el.

Con nuestras familias habíamos decidido venir a Val-d'isère para pasar navidad, ya que a todos nos encantaba la nieve y esquiar, como Ian y Minnie habían ido a Argentina a pasar esta fecha con la familia de mi cuñada, aprovechamos la oportunidad ya que no sería un peligro para el pequeño Ray estar en un lugar así.

— Lorenzo ya me esta puteando de que estamos tardando mucho —se río leyendo los mensajes en su celular.

— Es un impaciente —me reí viendo los mensajes.

Caminamos unos cuantos pasos más hasta llegar a la cabaña en la que se estaba quedando Pascale ya que ahí sería nuestra cena de navidad, Charles tocó la puerta dos veces y segundos después Matt apareció abriendo la puerta.

— Pasen —dijo haciéndose a un lado.

Las horas con nuestras familias se pasaron muy rápido, siempre dije que el tiempo pasa más rápido cuando estás con personas que amas y te divertís, y eso era lo que hacía, estaba teniendo el mejor tiempo de mi vida con las personas que más amaba en el mundo, y no cambiaría eso por nada.

Estaba por ser la navidad y como es tradición ya teníamos nuestras copas con champagne y nos acercamos al árbol de navidad que decoraba la cabaña.

— Feliz Navidad! —gritamos todos cuando se dieron las 12, bebimos de nuestras copas al mismo tiempo.

Charles que me tenía abrazada de la cintura volteó mi rostro para que lo mirara y antes de decir nada me beso, era un beso muy diferente a los demás, no era un beso apresurado ni brusco, era lento y delicado, como si fuera que tenía miedo de que si me besaba más fuerte me rompería.

— Feliz navidad mi amor —dijo con una sonrisa al separarse.

— Feliz navidad amor —sonreí con ternura, uno de estos días juro por dios que voy a morir de amor.

Nos acercamos al resto de nuestra familia para saludarlos y luego obviamente vino la mejor parte, abrir los regalos. Abrimos los regalos entre chistes y risas, la verdad que siempre pasaba un buen rato con ellos, si había algo de lo que no me podía quejar con el universo, era de la familia que me había dado, y si, capaz no eran mi familia de sangre, pero la tenía bien clara que nos llevábamos mejor que muchas familias de sangre, y no me importa si estábamos biológicamente conectados o no, ellos eran mi familia sin importar que, siempre lo fueron y siempre lo van a ser.

Después de una hora más cada quien se fue yendo a su cabaña, Charles y yo entramos a la nuestra riéndonos de cualquier cosa, habíamos tomado un poco con nuestros hermanos así que no estábamos del todo en nuestros cinco sentidos.

— Tengo un último regalo para vos —dijo poniéndose frente mío.

— Pero ya me diste un regalo hace rato —me reí sin entender.

— Este es especial, y te lo quería dar en privado —sonrió con nerviosismo y fue hacia un pequeño cuarto de la cabaña, volvió a los pocos segundos con una pequeña cajita en sus manos.

— Charles no tenías porque —intente hablar pero el monegasco me interrumpió rápidamente.

— No, si debía hacerlo —me entregó la cajita con delicadeza. La sostuve en mis manos y la abrí con cuidado, los ojos se me iluminaron al ver el contenido dentro.

𝘼𝙡𝙬𝙖𝙮𝙨 𝙮𝙤𝙪 || 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora