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Domingo, 21 de agosto
Mónaco

Me removi en la cama intentando volver a dormir pero la luz que entraba por la ventana no me lo permitió, me tape con la sabana hasta la cabeza y me volteé para abrazar a Charles, palpe la cama y esta se encontraba vacía.

— ¿Charlie? —pregunté destapando mi cabeza. No hubo respuesta, volví a llamarlo— Charles.

Me levante de la cama al no obtener respuesta y me dirigí a la cocina, al acercarme escuche ruidos en esta, me adentre y pude ver a Charles preparando el desayuno.

Bonjour belle —se dio la vuelta con una sonrisa ¿acaso este chico nunca llevaba camiseta? Russell creo que deberías dejar de pasar tanto tiempo con Charles.

— Buenos días bonito —me senté frente a la barra de desayuno— ¿Que estas haciendo?.

— Café —respondió dejándome ver las tazas a un costado de él.

— ¿Que hora es? —pregunte admirando su espalda bien formada por los ejercicios que siempre hacía.

— Las 9, aún hay tiempo —respondió.

Una vieja costumbre que teníamos junto a la familia Leclerc y la mía, era juntarnos los domingos para almorzar y luego pasar la tarde juntos, antes lo hacíamos todos los fines de semanas pero obviamente esto comenzó a cambiar una vez que Charles se fue adentrando más al mundo del automovilismo, y ahora lo hacíamos solo los domingos que no habían carreras y nos encontrabamos todos en Mónaco.

Después del desayuno que hizo Charles, nos preparamos para ir a casa de mis padres donde sería el almuerzo.

Como ya se había vuelto costumbre para Charles en las últimas semanas, de camino a casa de mi familia su mano derecha reposó en mi muslo, de vez en cuando dando leves caricias a este.

— ¡Bridget, Charles! —mi madre corrió a abrazarnos en cuanto nos vio llegar.

— Hola Alessia —Charles dejó un beso en su mejilla y se adentro para saludar a los demás.

— Hola ma —la abraze más fuerte.

— Me alegra verlos juntos —me guiño un ojo y me sonroje.

— No estamos juntos mamá —respondí negando con la cabeza.

— Es una lástima, harían tan bonita pareja —reí por las ocurrencias de mi madre y fuimos a saludar a los demás.

— ¿Por qué no me sorprende que ustedes dos lleguen tarde? —pregunto mi hermano mayor Ian mirándonos a Charles y a mí con una sonrisa.

— Nos quedamos dormidos —respondió Charles.

— ¿Y que paso que ninguno escucho su alarma? —molesto mi otro hermano Matt.

— ¿Durmieron juntos o que? —ahora fue Lorenzo quien se unió a mis hermanos.

— Suficiente, dejen de molestar —sonreí al escuchar a mi padre.

— ¡Papà! —corrí hasta él y lo abraze.

Mia principessa, che piacere vederti —dejo un beso en mi cabeza— con cosa Charles eh.

— Anche tu? non hanno soluzione —creo que desde que pise la casa no había dejado de sonrojarme.

— Gusto en verte Marco —Charles se acerco a mi padre y le dio un abrazo con palmada en la espalda.

— Igualmente Charles, me alegro de que estés cuidando bien de mi pequeña —me apego a él y mire a Charles sin saber que decir.

𝘼𝙡𝙬𝙖𝙮𝙨 𝙮𝙤𝙪 || 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora