-No es de tu incumbencia.
Sophie respiró profundamente. No quería tener otro incidente como el deRadley.
-Lo pasamos muy bien ayer, Agatha. Pensé que querrías repetirlo.
-Me teñiste el pelo de anaranjado.
-Pero lo arreglamos, ¿no es verdad?
-Siempre estás probando tus cremas y pociones conmigo, solo para vercómo funcionan.
-¿Y las amigas no están para eso? -replicó Sophie-. ¿No están paraayudarse?
-Nunca seré tan bonita como tú.
Sophie intentó pensar en algo agradable para decir. Pero tardó demasiado, yoyó el ruido de pasos que se alejaban.
-¡Eso no significa que no podamos ser amigas! -exclamó Sophie.
Un gato conocido, pelado y arrugado, le gruñó desde el otro lado del porche.Sophie volvió a golpearla puerta.
-¡Traje galletas!Los pasos cesaron.
-¡Son galletas de verdad o las hiciste tú?
Sophie se alejó del gato, que se acercaba sigilosamente.
-¡Suaves y mantecosas, como a ti te gustan!El gato bufó.
-Agatha, déjame entrar...
-Dirás que tengo mal olor.
-No tienes mal olor.
-¿Entonces por qué lo dijiste la vez pasada?
-¡Porque la vez pasada tenías mal olor! Agatha, el gato está babeando...
-Quizá percibe tus motivos ocultos.El gato mostró las zarpas.
-¡Agatha, abre la puerta!El animal se abalanzó hacia su rostro. Sophie gritó. Una mano se interpusoentre ellos y derribó al felino.Sophie levantó la mirada.
-Muerte se quedó sin pájaros -explicó Agatha.
Su horrible mata de cabello negro parecía estar embebida en aceite. El vestidonegro y descomunal, sin forma, como un saco de papas, no lograba ocultar lapiel extrañamente pálida y los huesos prominentes. Del rostro hundidosobresalían unos ojos saltones.
-Creí que iríamos a caminar -dijo Sophie.Agatha se apoyó sobre la puerta.
-Aún intento entender por qué eres mi amiga.
-Porque eres dulce y graciosa -sugirió Sophie.
-Mi madre dice que soy resentida y malhumorada -objetó Agatha-. Asíque alguna de las dos está mintiendo.
Extendió la mano para tomar la canasta de Sophie y retiró la servilleta. Allívio galletas de salvado, secas y nada mantecosas. Agatha fulminó con la miradaa Sophie y se retiró a su casa.
-¿Entonces no podemos dar una caminata? -preguntó Sophie.Agatha comenzó a cerrar la puerta y vio el rostro compungido de su amiga.Como si Sophie deseara esa caminata tanto como ella.
-Una caminata corta. -Agatha marchó delante de ella.
-Pero si dices algopetulante o estirado o frívolo, haré que Muerte te siga hasta tu casa.Sophie corrió tras su amiga.
-¡Entonces no podré hablar de nada!
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La escuela del bien y el mal
FantasiHabla sobre un grupo de niños y niñas que son llevados a una institución donde son entrenados para convertirse en héroes y villanos de cuento de hadas.