Capitulo 3

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-No es de tu incumbencia.

Sophie respiró profundamente. No quería tener otro incidente como el deRadley.

-Lo pasamos muy bien ayer, Agatha. Pensé que querrías repetirlo.

-Me teñiste el pelo de anaranjado.

-Pero lo arreglamos, ¿no es verdad?

-Siempre estás probando tus cremas y pociones conmigo, solo para vercómo funcionan.

-¿Y las amigas no están para eso? -replicó Sophie-. ¿No están paraayudarse?

-Nunca seré tan bonita como tú.

Sophie intentó pensar en algo agradable para decir. Pero tardó demasiado, yoyó el ruido de pasos que se alejaban.

-¡Eso no significa que no podamos ser amigas! -exclamó Sophie.

Un gato conocido, pelado y arrugado, le gruñó desde el otro lado del porche.Sophie volvió a golpearla puerta.

-¡Traje galletas!Los pasos cesaron.

-¡Son galletas de verdad o las hiciste tú?

Sophie se alejó del gato, que se acercaba sigilosamente.

-¡Suaves y mantecosas, como a ti te gustan!El gato bufó.

-Agatha, déjame entrar...

-Dirás que tengo mal olor.

-No tienes mal olor.

-¿Entonces por qué lo dijiste la vez pasada?

-¡Porque la vez pasada tenías mal olor! Agatha, el gato está babeando...

-Quizá percibe tus motivos ocultos.El gato mostró las zarpas.

-¡Agatha, abre la puerta!El animal se abalanzó hacia su rostro. Sophie gritó. Una mano se interpusoentre ellos y derribó al felino.Sophie levantó la mirada.

-Muerte se quedó sin pájaros -explicó Agatha.

Su horrible mata de cabello negro parecía estar embebida en aceite. El vestidonegro y descomunal, sin forma, como un saco de papas, no lograba ocultar lapiel extrañamente pálida y los huesos prominentes. Del rostro hundidosobresalían unos ojos saltones.

-Creí que iríamos a caminar -dijo Sophie.Agatha se apoyó sobre la puerta.

-Aún intento entender por qué eres mi amiga.

-Porque eres dulce y graciosa -sugirió Sophie.

-Mi madre dice que soy resentida y malhumorada -objetó Agatha-. Asíque alguna de las dos está mintiendo.

Extendió la mano para tomar la canasta de Sophie y retiró la servilleta. Allívio galletas de salvado, secas y nada mantecosas. Agatha fulminó con la miradaa Sophie y se retiró a su casa.

-¿Entonces no podemos dar una caminata? -preguntó Sophie.Agatha comenzó a cerrar la puerta y vio el rostro compungido de su amiga.Como si Sophie deseara esa caminata tanto como ella.

-Una caminata corta. -Agatha marchó delante de ella.

-Pero si dices algopetulante o estirado o frívolo, haré que Muerte te siga hasta tu casa.Sophie corrió tras su amiga.

-¡Entonces no podré hablar de nada!

La escuela del bien y el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora