Capitulo #3

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Golpeé mi frente con el borde de la mesa y suspiré fuertemente.
¿A quién engaño? El maldito tiene razón, este libro me va quedar muy grande.
Tomé el celular y marqué a la única persona que sabía me ayudaría.

—¡Hobi! —prácticamente le grité, por el ruido que escuchaba podía deducir que mi amigo estaba en una de sus acostumbradas fiestas.
—¡Jiminie de mi vida!
Odiaba que Hoseok me llamase así, por lo general lo hacía cuando tenía varios tragos encima, por
lo que no le preste atención.
—Esta mañana cuando nos vimos en la oficina de Andreotti, volviste a decirme que hablarías con tu
amigo y te dije que no.
—¿Cambiaste de opinión? —me preguntó Hoseok rápidamente. Exhale fuertemente.
—Sí —revolví mis cabellos.
—Acepto la ayuda teórica de tu amigo. Pregúntale si puede atenderme mañana —escuché la voz de una mujer en la línea y a Hoseok reírse.
—Y necesito que estés presente en esa reunión.

Escuché un par de risas chillonas.

—Muy bien, bonito, le diré —Hoseok colgó.

Resoplé frustrado y apagué la laptop caminando hacia mi habitación. Necesitaba dormir y olvidarme del imbécil de Jeon "soy el mejor follando" Jungkook.

∘◦♡◦∘

Desperté de mejor humor, me hice unas tostadas con mermelada y desayuné lentamente mientras
miraba los correos que me habían llegado. Tomé mi celular y le envié un mensaje a Taehyung:
"Buenos días. Espero hayas podido dormir bien.
Jimin."
No hubo contestación de su parte, iba a darme una ducha y a seguir investigando sobre todo lo referente a literatura erótica, cuando un mensaje de Hoseok entró en mi celular:

"Bonito. Tenemos cita con Shim, mañana en el restaurante 'Brizz'. Tú fijas la hora. Sí, lo sé, soy el mejor y me amas.
Hoseok."

Tomé la guía telefónica e hice una rápida llamada al restaurante, había ido allí una vez junto con Na Young y Kyung Ho. Con la reservación lista me fui, tomé el celular y teclee:

"Lo tengo 'Brizz', mesa para tres, 08:00 p.m. Puntualidad, vamos a hablar de trabajo. Abrazos y espero que hayas usado un condón.
Jimin."

∘◦♡◦∘

Llegué con diez minutos de anticipación al restaurante, me sentía muy nervioso e incómodo; sin duda, haberme asesorado con Na Young para vestirme para la cena no fue buena idea. Después de convencerme de enfundarme en un ajustado pantalón beige, camisa blanca, una sencilla chaqueta color azul marino y colocarme unos incómodos zapatos de vestir — los cuales no eran tan cómodos como mis desgastados tenis — me sacó del departamento y prácticamente me escoltó hasta la entrada del restaurante.

—Reservación a nombre de Editorial Andreotti —dije a la señorita del mostrador.
Mi celular vibró y lo saqué de mi bolsillo rápidamente, era un mensaje de Hoseok:

"Hablé con Na Young. Sé que tuviste un día de mierda y confío en no molestarte, pero surgió un imprevisto y no puedo acompañarte. Hablé con Shim y le expliqué de lo que se trata. Será cabrón, puede ser algo petulante, pero el hombre sabe lo que hace y habla...
Te quiero, hablamos mañana.
Hoseok."

Suspiré frustrado tratando de no enojarme con él.
Era viernes, obvio que estaría ocupado con algún par de piernas.
Mis manos empezaron a sudar, como siempre, cuando los nervios me ganaban. Saqué un pañuelo de mi chaqueta y lo apreté entre mis manos justo antes de escuchar aquella jodida y aterciopelada voz que llevaba taladrándome el cerebro desde el día anterior.
—Señor Park —Jeon Jungkook me observaba con una sonrisa torcida. Bufé, él no tenía que saber que su sonrisa me hacía temblar.
—Espero a alguien, Doctor Jeon —lo corté.
—¿Tiene una cita? —su voz fue burlona.
¡Maldito hijo de puta!
—Es una cita de trabajo —me pare de golpe, dándole la espalda e inclinándome sobre el asiento para tomar mi portafolio de trabajo.
¿Por qué demonios le estaba dando explicaciones?
—¿Vestido así? —Jungkook me miró detenidamente, de pies a cabeza... ¡Santo Joder!, me sentía desnudo ante su mirada.
—Veo que conoce la magia de la ropa elegante, Señor Park. Un consejo, los pantalones anchos de mezclilla no le hacen justicia. ¿Quién podría imaginarse que bajo la tela se ocultan esas piernas y ese culo? —una sonrisa bailó en la comisura de sus labios.
—¡Señor Jeon! ¿Siempre es así de vulgar? —no iba a permitir que me tasara como carne para restaurante.
Su rostro adoptó una mueca jovial.
—Creo que debí haber hecho la entrevista de anoche en este restaurante —sonrió Jungkook socarronamente.
—¿Le gustó mi regalo?
Respiré cerrando los ojos y contando hasta diez, cuando los abrí la burla bailaba en los ojos del grandísimo idiota. Iba a mandarlo al infierno con un mapa incluido para que no se perdiera, cuando lo vi sentarse en la silla frente a mí.
—¿Qué hace? ¿No ve que espero a alguien? —dije exaltado.
—Lo sé —Jungkook pasó las manos por su cabello, desordenándolo un poco. —Shim Jungkook, mejor conocido ahora como Jeon Jungkook, amigo de Hoseok. Shim, es mi antiguo apellido — extendió su mano hacia mí con sorna mientras sentía como mi boca se abría lentamente.
No podía ser posible... ¿Qué más tenía que sucederme?
Por un momento el silencio reinó en el lugar, estábamos en un apartado, bastante alejado de las demás mesas.
— Esto es un error —murmuré.
¿Cómo no pude sumar dos más dos? Era obvio que Hoseok conocía a este hijo de puta.
— No es un error pedir ayuda, Señor Park —su voz era tan suave y tan caliente cuando quería.
— No necesito de su ayuda, Señor Jeon... Shim... O cómo carajos se llame —traté de pasar por frío y autosuficiente.
— Jimin, Jimin... —Jungkook chasqueó su lengua en desaprobación y luego hizo una seña llamando al mesero. —Ya que estamos aquí... — alzó una de sus cejas y su brillante sonrisa volvió al ataque mientras el mesero nos daba la carta, él le dio un pequeño asentimiento y el joven se retiró, imagino que dándonos tiempo para ordenar.

𝑵𝒊𝒏𝒆𝒕𝒚 𝒅𝒂𝒚𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora