Lo besé al mismo tiempo que Jungkook serpenteaba una de sus manos por mi abdomen e introducía sus dedos tomando mi sexo, jadeó por la humedad en la punta de mi miembro, pegó su erección a mi trasero, gimiendo entre mis labios, mientras yo gemía en los suyos. Solo tocaba. Sus dedos se paseaban por mi pene erecto sin intentar nada más que el simple contacto entre mi ardiente carne y sus finos y largos dedos.—¡Mierda, Dulzura!—gimió Jungkook, separándose de mis labios y haciéndome girar antes de tomarme en sus brazos y tirarme en la cama. —Durante mis veintinueve años de vida he aprendido mucho. Sé que con esfuerzo y dedicación, uno puede ser mucho más que excelente en la cama, me he rodeado de personas que son expertos a la hora de intimar, sé perfectamente que la mente juega una parte fundamental a la hora de compartir el deseo, pero saber que estás así de excitado por mí cuando simplemente he tocado la maravillosa piel de tu pecho, me está volviendo malditamente loco de deseo. Solo quiero ponerte boca abajo, separar tus lindas nalgas y clavártela tan fuerte, que no sepamos dónde demonios empiezo yo y dónde terminas tú.
Su voz era rápida, su respiración acelerada. Mi corazón latía en algún lugar de mi cuerpo, menos donde debería estar y mis pulmones luchaban por retener aire. Jungkook no se veía muy diferente a mí. A pesar de tenerme completamente desnudo, él solo miraba mis ojos.
Gateó como un león hasta llegar a mi rostro y descendió el suyo, besándome como solo él podía hacerlo. Fuerza, intensidad, rebelión, pasión y deseo. Mordisqueaba mis labios fuerte, despacio, lento... Luego pasaba su lengua por ellos y terminaba succionándolos.
Iba a morir.
El deseo se arremolinaba en mi abdomen bajo su mano que, después de vagar despreocupadamente por mi cuerpo, se quedó quemándome justo donde sentía la tensión que me volvía loco. Las mías, acariciaron sus mejillas y se enredaron en la maraña de su pelo, quedamos mirada con mirada, en silencio, ni siquiera la música que se escuchaba nos distraía. Llevó su mano hasta mi entrepierna y hurgó hasta encontrar el punto que me quemaba, apretó fuerte y yo no supe de mí.
Grité. Grité como si estuviese quemándome en el mismo quinto infierno, porque en realidad, lo estaba haciendo. Mi espalda se arqueó completamente, Jungkook gimió entre mis labios cuando conseguí mi primer orgasmo. Abrí los ojos lentamente cuando las sacudidas de mi cuerpo se hicieron menos frenéticas, Jungkook estaba sobre mí y no me quitaba la mirada, sus ojos eran de deseo, pero su rostro reflejaba tensión.
—Eso fue... ¡Uf!
Jungkook besó mi mentón y luego, lo mordió... Mi cabeza se arqueó hacia atrás, sus labios se deslizaron por mi cuello y por mi pecho, lamió mi abdomen con su lengua ágil y llegó a donde su mano arropaba mi sexo.
—¿Qué haces?
"Jimin, el lento." ¿De verdad no sabes qué te hará?
—Ábrete para mí... —su voz fue ronca y excitante mientras mi cuerpo lo obedecía.
Inhaló sobre mi miembro, húmedo por sus atenciones, sentí su nariz rozarlo y jadeé.
—Kook... —mis dedos tiraron de su cabello ante las sensaciones que asaltaban mi agotado cuerpo.
—Por favor... Por favor, Kook.—Shhh... —Jungkook movió su nariz lentamente. —Te haré sentir mejor, Dulzura. Solo déjame disfrutarlo un poco más. Eres dulce aquí —jadeé en busca de aire cuando su lengua lamió mi miembro, mis manos se tensaron en su cabello.
—¡Jungkook! —una lamida más larga me hizo temblar completamente y tiré con más empeño de sus cabellos.
Él pegó su cabeza más a mí, mientras me saboreaba.
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𝑵𝒊𝒏𝒆𝒕𝒚 𝒅𝒂𝒚𝒔
Fiksi RemajaPark Jimin es un escritor joven de género romance, pero la editorial le exige un libro erotico. Ahora tiene que escribir sobre lujuria, pero su experiencia es mínima. La única persona que lo puede ayudar también es su mayor dolor de cabeza. Jeon J...