Capítulo 5

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No pude dormir el domingo, ni el lunes, ni siquiera el martes

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No pude dormir el domingo, ni el lunes, ni siquiera el martes. En estos últimos tres días no he podido dormir más de 7 horas, y todo es porque mi estúpida cabeza no se puede desconectar de nuevo. La conversación del fin de semana con Levine hizo que todo volviera a ser como el principio.

El lunes cuando lo vi en clases, fue una combinación de ignorarnos mutuamente. Yo lo hice y él me imitó, el martes sucedió un quiebre—me dejó una nota en mi casillero—, la cual no leí y voté de inmediato. Y cuando creía que no lo intentaría más, van dos horas en clase de castellano y no deja de observarme. Entre su mirada y mi dolor de cabeza, hace que mi vida sea más miserable de lo que ya era.

¿Por qué no pudo quedarse callado como todos los demás?

—Romero, lee la siguiente línea —pronuncia Steven, el enano lingüístico.

Me pongo de pie y aclaro en voz baja mi garganta. Tomo el libro de literatura y leo la primera línea que veo.

—Helena nunca antes había visto un objeto de tal forma. La dimensión de las figuras era algo que no se podía entender a simple vista, pero al suc...

—Esa línea no es, Romero —menciona el profesor. Dirijo mi mirada hacia él mientras el resto de la clase se ríe.

—Entiéndala, Steven. Su intelecto no da para más —comenta Cinthya, haciendo que mi día sea más miserable de lo que ya lo era.

—Tribaldos, no permitiré que te expreses así de tu compañera —regaña Steven—. Ahora como castigo, por favor lee hasta la pagina 46. Dafne, toma asiento.

Le hago caso al hombre, mientras escucho los quejidos de Cinthya. Masajeo mi cabeza e intento calmar el dolor de cabeza. Cinthya comienza a leer y todo se vuelve sordo de nuevo. No logro escuchar lo que dicen en el exterior, sólo siento los golpes en mi cabeza y las palabras de mi tío esta mañana.

«Si te vuelvo a ver con intenciones de tomar 20 pastillas juntas, te llevaré a un internado», dijo, de manera clara, concisa y amenazante.

En días anteriores, quizás no hubiera sido tan tonta como para intentar suicidarme en casa, sin embargo, no he tenido el valor de volver a los lugares altos. Cada vez que lo intento, escucho la voz de Olivia diciéndome egoísta, después le envío un mensaje de texto y no me responde. Aunque este consciente que su voz la escucho en mi cabeza, me parece más egoísta que desde que se fue, no responda mis mensajes.

¿Acaso le hice algo? Y si fue de esa manera, ya me he disculpado de todas las formas posibles. Le escribí una carta, le mandé mil mensajes, la llamo todos los días después de las nueve, pero nunca obtengo respuesta. Empiezo a pensar que ya me odia. Y no entiendo el motivo en específico, antes éramos un equipo, y ahora sólo somos dos personas distantes; una intenta no suicidarse y la otra ignora la existencia de la que es su hermana.

Tum, tum, tum.

Mi cabeza vuelve a hablar, y esta vez, viene acompañada de golpes y comentarios.

SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora