Cuando no tienes un lugar al cual poder huir, todos los sitios se vuelven ruidosos. Incluso si ese mismo espacio es tu cabeza. Me di cuenta que mi mente no gritaba cuando estaba al lado de Levine, y ahora que murió, mi cabeza es un eco interminable de su voz.
La ambulancia llegó unos minutos después, pero de un solo chequeo, el paramédico dijo que no había nada que hacer. El impacto en la nuca fue demasiado fuerte. Mis oídos se volvieron sordos después de eso, únicamente pude limitarme a ver como cubrían su cuerpo con una manta blanca. Los oficiales de policía me escoltaron hasta casa y se llevaron a Bender y sus amigos a la estación. Por lo que recuerdo minutos antes, ellos no habían golpeado a Levine. No pude creerles, y tampoco estoy en la capacidad para hacerlo. Han pasado un par de horas en las cuales me he quedado plenamente a oscuras en mi habitación, intentando decirme que todo esto es una mentira. Mi celular estuvo sonando hasta que perdió batería, y mi tío, consciente de la situación, me llamó por más de una hora para poder hablar. No le respondí, y sigo sin responderle, aunque sólo nos divida una puerta.
Sabía que Levine moriría, pero, ¿por qué de esta manera?
Mis ojos arden y yo me siento en la necesidad de abrazar mis rodillas. La pared y el piso que me rodean están fríos, casi helados. Pero no creo tener la fuerza de pararme e ir a la cama por algo de seguridad. Observo encima del escritorio y ahí están las dos grullas y la carta de Saturno. Esos objetos hacen más ruido que mi propia voz en estos momentos. Aparto mi vista del lugar y la centro en el piso, recordando días antes.
—Negativo por positivo —recuerdo sus palabras, mencionándolas en un tono bajo. Tuvo que pasar todo esto para que al fin pudiera comprender lo que quiso decirme. Me hace falta una parte para poder estar.
Mi respiración se vuelve agitada, así que recurro a la técnica de Carolina. Mi mente se calma un poco, pero mi corazón continúa doliendo. Mi pecho se quema en un incendio provocado por sensaciones vacías. Cierro mis ojos y la primera imagen que viene a mi cabeza es la de Levine. Aprieto un poco más la manta que tengo encima para no padecer, y la sensación continúa siendo las misma; ruido inmensurable. No puedo calmar mi mente, y mis ojos ya no tienen la capacidad para seguir llorando.
¿Cómo se puede extrañar a alguien que conociste en un par de semanas?
—Dafne, ábreme —escucho la voz de Dylan—. Por favor... Tengo noticas: capturaron a los culpables... Al parecer fue el padrastro de tu amigo.
Cierro mis ojos con fuerza, mientras pretendo mantener el control. No quiero recordarlo, no quiero que mi cabeza pese más. Sólo quiero estar en calma.
Abrazo más fuerte mis rodillas y decido no hablar. Sea lo que sea, ahora me mantengo en silencio, y creo que lo seguiré haciendo como las otras veces. Cuando callo y no hablo, mis sentimientos se comprimen y puedo entenderlos mejor. Supongo que es algo que aprendí observando a las demás personas; personas en las que Saturno Levine no entra. Él era de las pocas que hablaba, dejándose desbordar por sus palabras. O al menos eso me mostró, no sé si hasta el final fue de ese modo.
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Saturno
Teen FictionDafne busca diferentes formas de acabar con ella misma, es por eso que esa tarde sus pies se encuentran al borde de la cornisa de la escuela. Saturno ha estado viviendo su vida por un propósito, lo que lo lleva a encontrarse con ella aquel día. Pero...