Lo mejor.

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Advertencias:

•Infidelidad.
AsayaxMasahiro.

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Kensuke siempre pensó que su relación con Asaya iba viento en popa, sin embargo, desdé hace un par de días comenzó a sospechar de una posible infidelidad.

En un principio Ken dejó en claro que quería ir lento, algo que Asaya aceptó sin dudarlo. Lo amaba, e ir cómo el pequeño Oshiba quería sería lo de menos mientras estuvieran juntos. Algo sin duda muy lindo y alentador para la pareja que en un futuro y ya con trabajos estables, formalizarán su relación para posteriormente contraer nupcias en un país extranjero, de eso ya habían pasado cuatro años. Entonces uno se preguntaría ¿por qué la preocupación?. Hace poco más de dos meses se había insinuado sexualmente hacia su joven esposo, mientras que él, de manera sutil lo rechazaba tratando de no sonar gélido o indiferente. Días después de ese incidente las cosas se repitieron en otras cinco ocasiones más o menos.

Por ese motivo ahora lo seguía de manera sigilosa, teniendo cuidado de cubrir su cabello y rostro lo mejor que podía, así lo siguió por aproximadamente cinco minutos hasta entrar a una cafetería donde una conversación tenía lugar junto a su mejor amigo y pareja de su hermano mayor, Masahiro Setagawa: un reconocido chef en Japón y gran parte de Oriente.

Después de eso ambos se despidieron de forma extraña ante los ojos del pequeño Oshiba.

Siguió de cerca a su esposo sin lograr nada en ese día.

Pensó en la posibilidad de solo estar paranoico.

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En cierta forma se extrañó de no encontrar a Asaya en su trabajo.

—Disculpe —le hablo a una joven de cabello rojizo, ella lo miró esperando a que tomara la palabra —¿sabe dónde se encuentra Asaya-san?

—¡Oh! —exclamó en un gesto pensativo —salió temprano hoy —sonrió un poco —hoy no lo han contratado y ayer entregó la información a su cliente —terminó recogiendo un par de documentos sobre un escritorio de lo que Ken aprecio como caoba.

—Muchas gracias —también le sonrió —tenga un buen día.

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Simplemente sus pies lo guiaron a la casa de Masahiro. Tomó la llave de repuesto dónde sabía que su mejor amigo la guardaba, entró encontrando orden total en toda la casa, acompañado con un sutil olor a fruta. Fue a su habitación encontrándose vacía, se dispuso a esperarlo para contarle sus sospechas. Al paso de quince minutos aproximadamente escucho estacionar un auto en la entrada. Extrañado miró por la ventana, su esposo y amigo salían del automóvil de Masahiro.

Frunció el ceño y decidió quedarse ahí sin ser visto por esos dos, probablemente hablaría sobre la posible infidelidad de su esposo.

Escuchó a ambos entrar y rápidamente se pegó a la puerta, agudizando lo mejor que pudo su oído, un pequeño silencio siguió hasta escuchar un suspiro de frustración.

—Kousuke me pidió matrimonio —escucho por parte de Masahiro. Sonrió ante la idea de su hermano al fin casado —lo diremos en la cena de esta noche.

—Entiendo —esta vez la voz de su esposo inundó la sala —¿pensaste cómo me afectaría a mi? —el tono dolido lo dejó en shock por unos segundos.

—Tú te casaste con Kensuke —la calmada voz de Masahiro tenía un ligero tono de reproche en ella.

—Es diferente.

—¿De qué manera?

—...

—Me casaré con Kousuke.

—Bien.

Escuchó una silla ser arrastrada de manera brusca, tomó la perilla listo para detener cualquier posible escenario al respecto.

—Una última vez —la voz de Asaya lo detuvo en seco.

—No...

—Quiero oír mi nombre una última vez.

Kensuke tapó su boca retrocediendo un par de pasos, las lágrimas comenzaron a fluir por su cara. Sollozó de manera débil sin temor a ser escuchado, puesto que sus sollozos eran opacados totalmente por los gemidos y palabras de amor por parte de ambos amantes.

Fue a un rincón de la habitación y se hizo bolita tratando de reconfortar, ahora sus manos tapaban ambos oídos tratando de no escuchar nada.

—Hermano —dijo entre gimoteos —ven por favor.

Una vez la pareja salió de la casa, Ken pudo salir de igual manera, se fue directo a la casa de Asaya y suya.

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—Ya llegue —escucho desde la entrada. Más lágrimas quisieron salir, sin embargo respiro profundamente y sonrió de la forma más natural posible.

—Bienvenido —lo recibió notando al invitado extra —Hola, Masahiro.

—Hola, Kensuke —lo saludo el siempre amable Masahiro.

—Siento traerlo, pero venia de regreso y me encontré a este idiota. Venía a invitarnos a una cena  junto a Oshiba —hablo serio, Masahiro confirmó con un asentimiento de cabeza.

—¿A qué hora? —preguntó mientras los tres pasaban a la sala.

—A las 8:00 pm.

—Estaremos ahí —sonrió —¿Gustas algo?

—Emm, no gracias. ¿Sólo me permites usar el baño? —hablo incómodo ante la repentina formalidad del Oshiba, quien asintió.

Masahiro fue directo al baño dando una mirada fugaz a la pareja de casados. Una vez solos, Asaya hablo:

—¿Desdé cuándo lo sabes? — preguntó sin rodeos y totalmente serio, Ken maldijo su percepción.

—Hoy —contesto desviando la mirada.

—Kensuke lo siento, yo...

—Está bien —no lo dejó terminar, al estar apunto de abrir la boca el rubio apareció.

—Me tengo que ir.

—Te acompaño a tu casa —hablo en un tono más relajado.

—No es necesario —les sonrió a ambos —Nos vemos luego —salió de ahí notando la tremenda tensión del lugar, el pequeño Oshiba suspiro.

—Acompañalo —le dijo de manera calma, Hasekura lo miró incrédulo por segundos hasta asentir e irse a dar alcance al de cabello rubio.

Kensuke miró desdé la entrada cómo lo alcanzaba, ambos intercambiaron un par de palabras para regresar a su andar, tocando sus manos de manera sutil y lanzándose miradas fugaces de vez en cuando. Llevo una mano a su pecho con la esperanza de detener las pequeñas puñaladas en su corazón.

Hasekura Asaya desde el inicio dio lo mejor de sí para hacer a su relación la mejor, ahora él tenía que hacer lo mismo, aún si eso significaba sentir ese desgarre en la garganta y como su corazón lentamente se destrozaba en silencio.

Sólo esperaba que su hermano fuese totalmente ignorante de esa situación, su trabajo como director de universidad le exigía demasiado tiempo, por lo qué no se preocupó por el momento. Ya vería cómo saldrían las cosas en la cena de esta noche.

Día a día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora