Jamás en voz alta 2/3.

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—Genial, está lloviendo —arrastró las palabras el muchacho, suspiró mirando a su acompañante.

Ambos se encontraban en la entrada de la escuela, listos para salir e ir a casa de Asaya.

—Tendremos que irnos antes de que Oshiba nos encuentre —habló el joven rubio, mientras una gotita caía de su sien, recordando perfectamente como esa tarde Kensuke los había interrogado debido a el "extraño" comportamiento de ambos y al hecho de llegar juntos a la casa Oshiba el día anterior.

—Bien —Hasekura colocó su portafolio sobre su cabeza, listo para salir corriendo.

—Espera —Masahiro dejo sus cosas momentáneamente de lado, después de eso, se quitó la chamarra dándosela a Asaya, quien sorprendido lo miró exigiendo con la mirada una explicación —Te cubrirá el cabello — desvío la mirada —a mi no me molesta la lluvia. Además, a diferencia de mí, tú cuidas tu cabello.

—...Gracias — dijo, ablandando su expresión por unos segundos, colocó la prenda en su cabeza comenzando a correr, seguido muy de cerca por Masahiro.

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—¿Oshiba-sensei? —extrañada, miró por la ventana, no encontrando nada malo o mínimamente interesante —¿sucede algo malo? —volvió a preguntar, siendo contestada con una negativa y sonrisa fingida. La mujer sin darse cuenta del creciente enojo de su compañero maestro, decidió no darle importancia y seguir con lo suyo.

Kousuke agarró su móvil enviando un mensaje a su pareja, aún con el aura asesina, siguió con su trabajo. Algunos de los otros profesores se alejaron discretamente.

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—Que raro — parpadeo confundido el delegado de la clase.

—¿Qué es raro? —preguntó un Kensuke totalmente aburrido, curioso miró por la ventana presenciando la recién escena de su pareja y mejor amigo.

—¿Oshiba-kun? —la mente del delegado comenzó a sacar posibles escenarios al ver la siempre sonriente cara del Oshiba menor siendo reemplazada por una mueca totalmente seria, sintió una repentina tensión en ese lugar, trago saliva nervioso, pensando en haber guardado silenció mientras pudo.

—¿Oshiba-kun?

—¡Infieles! —grito, haciendo retroceder a su amigo.

Shige que también estaba ahí dio un salto debido a la impresión.

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Después de haber corrido hasta el departamento de Asaya, ambos entraron tratando de recuperar el aire, Masahiro miró su móvil, encontrando un mensaje de su pareja.

¿Te interrumpo?


—¿Ah? —extrañado, respondió rápidamente, volvió a guardar el aparato, aliviándose de que estuviera seco.

Hasekura observó a su compañero, acomodo sus mechones secos para finalmente avanzar hacia su cuarto de baño.

—Ven —ordenó, Masahiro lo siguió— entra y secate, en un momento te traigo algo de ropa.

—No es necesario, yo...

—No quiero que mojes mi piso o muebles —salió.

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—Pensé que éramos de la misma talla —miro al rubio de pies a cabeza. Si bien, Hasekura creía que tenían la misma complexión, ahora sabía que Masahiro es una o dos tallas menor a la suya, eso sin contar estatura.

—Yo también lo pensé —respondió acomodando una de las mangas.

Hasekura observó al muchacho. Aún con la mirada atenta de Masahiro, se acercó colocando una mano en la frente de su compañero, frunció el ceño al comprobar porque tenía ese color rojizo en las mejillas.

—Tienes fiebre, idiota.

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Una vez ya en la casa Oshiba. Shige, Yamabe y Yoshida, miraban desde el sofá a su amigo Kensuke ir de un lado a otro.

—Le harás un agujero al piso —habló entre risas Shige, ganándose una mirada de enojo por parte de Ken.

El delegado le dio un ligero codazo, Shige lo miró hacer una señal de que guardara silencio antes de terminar comiendo afuera, otra vez.

—Vamos —ignoró a su amigo, mirando a Kensuke nuevamente, alzando una ceja —cualquier pensamiento de posible infidelidad no tiene fundamentos —rascó su mejilla incómodo por la seriedad del tema y del hecho de no tomárselo como broma —Hasekura no es la clase de persona que le es infiel a alguien, si él quiere o empieza a querer a alguien más, te lo dirá de forma directa —sus tres amigos lo miraron sorprendidos —y Masahiro es Masahiro, lo creo incapaz de hacer algo así y no ser consumido por la culpa.

Kensuke detuvo su caminata en círculo, miró a sus amigos recibiendo una sonrisa por parte de los tres en señal de apoyo a lo recién dicho, el adolescente pudo sentirse más tranquilo, sonrió hacia ellos.

—Gracias.

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Kousuke se recargó en la pared de su habitación, sonrió un poco al escuchar los argumentos de Shige y logró calmarse.

—Es cierto —se carcajeó internamente —es una de las razones por las cuales me enamoré de Masahiro.

Más tranquilo tomó su móvil marcando a su pareja, esperó unos segundos antes de escuchar la voz de Asaya.

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