Soy Aly halmiton, soy una adolescente de 16 años. Vivo en un pueblo no tan pequeño que está ubicado en medio del bosque mis padres son Ector halmiton y Amanda halmiton, ellos son los mejores padres, me ayudan mucho y están siempre al pendiente de mi...
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—¡Déjeme salir!.— Necesito salir de aquí, por alguna extraña razón mi cuerpo se había quedado inmóvil, mi cerebro parecía haberse apagado, hasta que recordé a mi pequeña cachorra y me entró la desesperación, la deje sola en la playa, si le pasa algo malo, si está sola afuera con frío y hambre, intente salir por una ventana pero está tiene rejas de metal que se me hicieron difíciles de romperme, un sollozo escapa de lo más profundo de mi garganta.
—¡Mi bebé sigue ahí afuera!.— Vuelvo a gritar con la esperanza de ser escuchada.
—Por favor déjeme salir, necesito buscar a mi pequeña cachorrita.— susurro y me deslizó contra la puerta hasta caer en el piso y hacerme un ovillo, mientras susurro cosas que no yo entiendo y sin esperarlo me duermo en la misma posición .
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—Auch.— me quejó, alguien abrió la puerta y como estaba apoyada en ella me caí y golpe un poco fuerte.
—Disculpe luna.— una mujer de edad avanzada por no decir vieja está parada junto a mi mientras me observa, esperen, alto el carro ¿ella acaba de llamarme luna? —El alfa la espera en el comedor.— sin decir nada me levanto y la sigo por el pasillo, bajamos unas escaleras y nos adentramos al que creo es el comedor, hay un hombre pero lo que más capta mi atención es que está con mi pequeña cachorra y la hace reír a carcajadas, mi bebé me mira para después saltar de la silla en la cual estaba sentada y correr hacia mi, la envuelvo en un cálido abrazo.
—¿Estas bien?.— le pregunto mientras la observo de pies a cabeza, ella asiente y me tiende la manito para que la agarre y haci lo hago, ella me guía a una silla que está al lado de la del hombre y ella se sienta al otro lado.
—Mami, el alfa Uzziel ha estado jugando conmigo toda la tarde.— Ella me cuenta con tanta emoción que me es imposible no sonreir, miro al alfa con desconfianza, no se sus intenciones, creo que me va a rechazar y sinceramente no sé si voy a poder aguantar otro rechazó mi loba todavía está un poco débil .
—Si me disculpan señoritas tengo cosas que hacer.— Me mira directamente para después añadir —tú y yo tenemos que hablar, pero será en otro momento.— y sin decir nada más sale de la cocina.
—Luna, ¿quiere algo de desayunar.— Pregunta la misma señora que me guío hasta acá.
—Si, por favor.— Ya que estoy acá en contra de mi voluntad, voy a aprovechar la comida gratis por hoy, no puedo pensar con el estómago vacío.
—¿Desea algo en particular?.— Me lo pienso un segundo y asiento.
—Si no es mucha molestia quiero panqueques con miel.— la señora me sonríe.
—No es molestia mi luna.— y sin más se retira a lo que creo es la cocina.
—Mami, el alfa Uzziel dijo que estabas enferma y por eso te llevo alzando cuando estábamos en la playa.— Mi bebé me mira preocupada—¿te sientes bien mami?, ¿ya no estás enferma?.—
—Ya estoy bien mi amor.— Beso su cabezita y la envuelvo en un cálido abrazo.
La señora volvió con una bandeja donde hay, un plato con panqueques y un jugo de naranja recién exprimido, mi tripa ruge por el delicioso olor, deja todo delante de mi.
—Buen provecho.—
—Gracias.— Ella se retira y yo pongo toda mi atención al delicioso manjar.
