Soy Aly halmiton, soy una adolescente de 16 años. Vivo en un pueblo no tan pequeño que está ubicado en medio del bosque mis padres son Ector halmiton y Amanda halmiton, ellos son los mejores padres, me ayudan mucho y están siempre al pendiente de mi...
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Al día siguiente no estoy muy de ánimo para ir al instituto, me quedo en mi comoda camita hasta el medio día, dónde mi padre interumpio en mi habitación preguntando que me pasaba, sin embargo yo no estaba preparada para contarle lo sucedido.
Hoy tengo entrenamiento, el entrenamiento, lo hacen todos aquellos que ya se transformaron, es algo así como un entrenamiento militar, es para que cuando allá alguna guerra entre manadas sepamos cómo luchar y defender a aquellos que no pueden por si mismos.
Al llegar al campo de entrenamiento me encuentro con varios compañeros de instituto todo ellos me miran con lastima, odio eso. Endurezco mi rostro, se que no intimido, pero no quiero su lastima, estoy bien así, aunque es un poco más difícil para mi loba que para mí, a ella le costará aceptar que nuestro mate nos rechazó y hablando de el rey de Roma, está parado al lado de Rebeca, la tiene abrazada por los hombros, solo apartó la mirada, no quiero verlos, voy con un grupo que se prepara paran el primer entrenamiento, al igual que yo.
—Eso fue duro bonita.— Mike un chico que he conocido en el entrenamiento, es muy bueno, me ayudó en las cosas más duras del mismo, es lindo. El entrenamiento ya ha acabado, estoy cansada y sudada a pares iguales, Mike ha sido de gran ayuda, es muy lindo conmigo me hace sentir especial, se que es muy pronto para sentir eso pero, es como me siento, me gusta y asusta ha partes iguales no quiero que me vuelvan ha hacer daño.
—No la llames bonita.— Siento que mi corazón empieza a latir muy apresurado, es él, él imbécil que me rechazó.
—¿Porque no puedo llamarla de es forma?, si es lo que es, es una lobita, bonita.— dice Mike con una hermosa sonrisa, mis mejillas arden por el cumplido.
—Porque ella es Mía.—
—¿Con que derecho dices eso?, tú me rechazaste, no puedes venir y decir que soy tuya cuando claramente eso no es cierto, no te me vuelvas a hacercar en tu maldita vida, ¿entiendes?.— le digo mirándolo fijamente a sus ojos, en su mirada puedo ver arrepiento y tristeza.
—¿Eso es lo que quieres?.— pregunta dolido, yo solo asiento con la cabeza antes de marcharme, lo sé soy una cobarde pero, me duele, y no quiero sentir más eso.
Llegó a casa con el apetito a mil, tengo un hambre inimaginable.
—Mama, papá, ya llegué.—digo apenas cruzo el humbral de la puerta.
—Estamos en la cocina cariño.—
—Cómo estuvo el entrenamiento mi princesa.— Papá consiguió sacarme una sonrisa con su presencia.
—Bien, un poco cansador.— Digo frotando las manos contra mi cara.
Comimos entre risas, anécdotas y bromas. Me fui a dormir temprano, el cansancio pudo conmigo, me sumergí en un profundo sueño.
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Por la mañana, voy al instituto, ahora que lo pienso bien no tendría que a ver venído, Rebeca y Callum anunciaron que son oficialmente una pareja, eso me dolió, aunque no tendría, él ya no es nada mío, el me rechazó y yo le tendría que guardar rencor o algo por el estilo, pero no, bueno no quiero hablar más de ese tema, con el tema de Mike, es un estudiante de último año al igual que yo, solo que el está en otro salón, es basquetbolista, le gusta dibujar. Es una persona bastante dulce con todos, varias personas me an visto interactuar con él, piensan que estamos saliendo, por nuestra parte no desmentimos nada, es muy lindo conmigo me trata como si fuera su mate, aunque yo sé que no lo somos y no me voy a ilucionar en vano, el va a conocer en algún momento a su mate y ella va a ser la chica más afortunada del mundo al tener a laguien así en su vida, que envidia, pero de la buena.
