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El sol estaba a punto de ocultarse en el horizonte para que las nubes oscuras cubrieran el cielo sin culpa, cuando me di cuenta que eran cuatro velas azules las que necesitaba para poder realizar el hechizo localizador. Había pasado gran parte del día ayudando a mi tía a limpiar la casa, mis primos llegarían en un par de días y ella quería que su hogar se viera lo mejor posible, y que no refleje la tristeza que ella tenía. De tanto ordenar, me olvidé de ir de compras a la tienda donde siempre conseguía mis materiales de trabajo. Por lo general, solía preparar mis propias velas porque tenían su beneficio, ya que hacerlo con nuestras propias manos potencia el poder de ellas. Pero ya era demasiado tarde para hacer ambas cosas.

Estaba tan agotada que solo quería sentarme en el jardín a tomar una taza de té de manzanilla, pero sabía que no iba a ser posible cumplir ese deseo. Las amigas de mi tía llegarían en cualquier instante y yo tendría que marcharme, no iba a quedarme a escucharlas a hablar mal de otras personas del pueblo, y menos escuchar sus teorías conspirativas sobre Eddie. La última vez que las vi, ellas me dijeron que, si él estaba vivo, no tenía que volver a verlo porque él había hecho un pacto con el diablo, el cual consistía en que el mataría a Chrissy a cambio de que su banda se vuelva tan famosa como Metallica. No estaba de ánimos como para tener que soportarlas o discutir con señoras.

Recorrí mi cuarto, inquieta, no sabía qué hacer o a dónde ir. Tenía casi todo lo necesario para comenzar con el hechizo. El mapa de Hawkins se encontraba extendido sobre mi cama, mi péndulo de cuarzo estaba a un lado del papel, y el anillo de mi hermana estaba justo en el centro; solo me faltaban las velas. Busqué por todas partes porque estaba segura que había visto un par en alguna parte de la casa, pero, seguramente mi tía las había tirado a la basura para que no pudiera hacer exactamente lo que estaba planeando en ese instante.

—Ani —Entró mi tía al cuarto con una canasta de ropa seca que había retirado de la lavadora—, aquí tienes lo que faltaba de la ropa. Gracias de nuevo por ayudarme a lavar todo ese desastre que tenía en el cuarto de lavado.

Sonreí. —No es nada.

Se sentó en el borde de mi cama para observar con atención a cada uno de los elementos que se encontraban sobre ella. Mi tía sabía de qué se trataba, pero no iba a preguntarme nada al respecto. A pesar de que ella no estaba de acuerdo con lo que yo hacía, me respetaba y permitía que lo siguiera haciendo, aunque me escondiera algunas cosas. Era consciente que la brujería era un tema que a ella le incomodaba, que le parecía peligroso porque las acciones tenían consecuencia, por eso, trataba de no hacer muchas cosas dentro de su casa para que no le repercutiera a ella.

—¿Te quedas a ver Purple Rain conmigo y las chicas? —me preguntó entusiasmada—. Creo que Martha va a traer helado para todas, y yo voy a cocinar lasagna vegetariana.

Por más de que la lasagna vegetariana fuera sumamente tentadora, y que me hiciera considerarlo por un momento, no podía quedarme.

—Sabes cuánto amo a Prince, pero, creo que es mejor que ustedes disfruten de su reunión. Ah, eso sí, déjame un poco de helado.

Ella asintió. Mi tía sabía mis razones por las cuales no iba a quedarme a presenciar como esas serpientes se picaban mutuamente. Ni loca lo haría, porque se terminarían envenenando entre sí y terminarían culpándome a mí. Ya tenía demasiado con ese tipo de acusaciones.

—Está bien, Ani —miró la hora en su reloj de pulsera. No era necesario verlo para saber que eran casi las ocho de la noche. Ella se levantó de mi cama y cuando estaba a punto de cruzar el umbral de mi puerta, se dio vuelta para mirarme—. Espero que tengas suerte con tu proyecto. Yo también quiero saber dónde se encuentra Corina, me preocupa que esté deambulando por las calles y que esté pasando hambre y frío.

Rapture | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora